De acuerdo con Claudia de Gyves, presidenta de Liga Peatonal en México, los puentes antipeatonales se construyen con el objetivo de evitar que las y los peatones interrumpan el flujo continuo de automóviles al interior de las ciudades.
Son llamados así porque en las zonas urbanas se le han dado prioridad al movimiento de vehículos motorizados, fragmentando el espacio público a través de vías rápidas, periféricos, puentes y pasos a desnivel.
Además, estas obras no consideran el derecho a la movilidad y la ciudad de los habitantes, ya que los peatones deben desviarse hasta donde se encuentran los puentes, lo que implica más tiempo y esfuerzo.
Pero no solo es eso, resaltó Claudia de Gyves, que las infraestructuras tienen un diseño poco amigable para los usuarios vulnerables como niños, personas adultas mayores o con discapacidad.
Recalcó que los puentes antipeatonales no cumplen con su objetivo de salvar vidas, ya que un estudio realizado en el 2008 por el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), reveló que 26.68 por ciento de los accidentes en la Ciudad de México ocurre a menos de 300 metros del 66.45 por ciento de los puentes peatonales.
En ese sentido, señaló que la construcción de puentes antipeatonales favorece el desplazamiento de los vehículos de automotores y no de prevención de lesiones para los peatones.
Señaló que cuando ocurre algún accidente a peatones, lo primero que se juzga es el comportamiento de quien no utiliza el puente, cuando no debería de ser así, ya que si no se utilizó es porque es inservible para usarse.