Luis Alberto Silva Hernández terminó la carrera de ingeniería civil e incluso tuvo algunos trabajos en los que ejerció su profesión, lamentablemente, los sueldos que percibía eran muy bajos y no alcanzaban para cubrir las necesidades de él y su familia, por lo que optó por poner una miscelánea y además, a raíz de la pandemia, también es vendedor ambulante, con lo cual ha podido salir adelante.
"Hemos batallado desde la pandemia, pero aquí estamos echándole ganas. Tengo cinco años de ser comerciante, sí llegué a tener trabajos formales, pero la verdad los sueldos que manejan, no nos incentivan a veces a seguir por ese lado, yo soy ingeniero civil y he tenido trabajos de mi profesión y la verdad no me compensa lo que necesito para sobrevivir", compartió.
Silva Hernández agregó, que sabe de muchos profesionistas que no hallan trabajo o si lo tienen, no ganan lo suficiente, comentando el caso de un compañero que le ayuda en algunas ventas: "Él estaba estudiando ingeniería industrial, pero le decidió por este lado, porque a veces, profesionistas que sí están trabajando, platican de cuánto ganan y la verdad, no son justos los sueldos que te ofrecen aquí en la región".
Actualmente, Luis Alberto aprovecha el punto de vacunación del Coliseo Centenario, para ir y vender algunos productos, con lo cual le ha sido posible mejorar en algo su situación:
"Tenemos una miscelánea, al principio de la vacunación venimos con los abuelos y nos dimos cuenta que había oportunidad de la venta, entonces decidimos apresurarnos a ser los primeros en vender aguas y refrescos y lo que se pudiera vender, para recuperarnos en algo, porque sí de repente se ponía medio duro y ahorita gracias a Dios estamos teniendo muy buena venta".
Va un mes y medio que Luis diariamente visita el estacionamiento de la Feria Torreón, donde se concentran los automóviles que llevan a las personas a vacunar, teniendo ventas considerables de burritos, aguas frescas y refrescos, así como plumas para la gente que no tiene con qué llenar los formatos que les piden.
"Aquí vamos a estar y ojalá que cuando empiece la vacunación con el siguiente grupo que corresponda, sigan aquí (en el Coliseo), para nosotros seguir aprovechándolos", subrayó.
‘LE ENTRA’ A TODO
Ana Adriana Castañeda, quien ‘perdió’ su mercancía de fayuquera a causa de la pandemia, lleva alrededor de un año dentro del comercio informal, vendiendo lo que pueda para salir adelante, además de que, en ocasiones, la hace también de trabajadora doméstica para obtener un ingreso extra. Actualmente, pasa hasta ocho horas en el estacionamiento de la Feria Torreón, aprovechando la vacunación para ofrecer sus productos.
"Llevo tres días aquí, aunque hay mucha gente a la que podemos ofrecerle los productos, no nos estamos elevando mucho en los precios, la verdad no me queda mucho de ganancia, pero sí le vengo a hacer la lucha, porque no tengo trabajo", expuso la entrevistada.
Ana mencionó que fue fayuquera por mucho tiempo, lamentablemente con la pandemia ocasionada por el Covid-19 la pasaron muy mal, ya que transcurrieron varios meses que no se les permitió instalarse a los tianguis, por lo que tuvo que ‘malvender’ toda su mercancía para tener un poco de ingreso: "nos desocuparon y se me vinieron problemas muy fuertes por la economía, ahorita se dio la posibilidad de vender entre la gente que viene a vacunarse, me vengo desde las 6 de la mañana y me estoy hasta las 4 ó 6 de la tarde".
De ganancia, son entre 400 y 500 pesos diarios los que obtiene de venta en el estacionamiento de la Feria Torreón, los cuales tiene que compartir con su hijo que la acompaña y ayuda en el negocio, pero además, invertir en el transporte de ida y vuelta, lo que obviamente merma su ganancia.
"Si me sale un trabajito en una casa desemperñándome en las labores del hogar, voy y lo hago, si sale una oportunidad como esta, pues me vengo para acá a vender, ya luego que termine aquí la vacunación, hay que salir a buscarle en otros lados, tengo dos hijos y hay que buscar para comer", puntualizó.