Han pasado 13 años desde aquella tarde en la que el pánico se apoderó de asistentes al Territorio Santos Modelo (TSM), mientras más de 20 mil aficionados presenciaban el encuentro de la jornada 6 del Apertura 2011 entre Santos Laguna y Monarcas Morelia, cuando a las afueras del estadio se registró un enfrentamiento armado.
Rodolfo Salinas, exjugador de Santos Laguna, estaba en el cuadro titular ese día; recuerda que el estadio Corona era uno de los lugares más seguros para toda la familia.
“No entendíamos qué era lo que estaba pasando, puesto que estábamos concentrados en lo que era el partido; habíamos escuchado mucho antes de darnos cuenta de lo que pasaba, de los estruendos, pero no identificamos qué era, como muchas cosas que pasan dentro de un partido”.
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Transcurría el minuto 40 y se dieron cuenta cuando algunos compañeros de su equipo y del rival empezaron a correr y a señalar, el portero del equipo contrario ya estaba en la mitad de la cancha de Santos. “Yo iba en ese momento sobre la jugada del lado derecho y ahí fue donde nos dimos cuenta que ya también empezaron a correr los árbitros, nos pusimos a ver qué pasaba”.
“Nos imaginamos lo peor porque de adentro, en la cancha, hacia la parte de la tribuna, se veía que la gente se estaba agachando, pero nosotros lo veíamos como si estuvieran cayendo y pasaron por nuestra cabeza muchas situaciones y fue muy grande el temor porque ya se habían suscitado hechos muy lamentables con gente en ese tiempo en la ciudad. Afortunadamente quedó en una mala experiencia y un susto nada más”.
La familia fue prioridad
Pese al miedo que sintieron en ese momento, antes de pensar en ir corriendo al túnel como se les estaba indicando para resguardarse en los vestidores, Rodolfo, así como la mayoría de los jugadores, solo pensaban en ir por sus familias que estaban tras la banca; hasta que lo hicieron se dirigieron al vestidor para ponerse a salvo.
“Entre la gente y como pudimos llegamos hasta ellos, porque la gente nos jalaba para que no estuviéramos de pie; después de un rato se dejaron de escuchar las detonaciones, la gente se empezó a meter al campo”.
Mientras tanto, personal de seguridad y del staff del estadio resguardó a los jugadores para acompañarlos al vestidor, al igual que a sus familiares e incluso a muchos aficionados. “Nuestro vestidor estaba lleno, también haciendo su trabajo nuestros doctores con gente que estaba en crisis, había mucha gente, pero ahí fue cuando ya pudimos sentirnos un poco más tranquilos y se dejaron de escuchar las detonaciones afuera”.
Peligrosa confusión
El Teniente Adelaido Flores Díaz se encontraba al frente de la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Torreón, recordó que el enfrentamiento fue a 500 metros del TSM, aproximadamente, donde se encontraban dos camionetas de su escolta; entre ellas estaba una más, que era igual y del mismo color que la que él usaba, se dirigieron a ésta, pensando que era del titular de la corporación, quien se encontraba al interior del complejo deportivo.
“Al haber contestación, ellos salen en franca huida hacia el norte y al escapar, disparan hacía el otro lado, al sur; es como llegan los disparos al estadio. Con la distancia los disparos agarran altura y es por eso que algunos impactos estaban arriba”.
Explicó que el alcance del tipo de armas que se utilizaron, es de hasta mil 500 metros y es la razón por la que llegaron hasta el Territorio Santos Modelo, mientras se disputaba el encuentro entre Santos y Morelia.
“No hubo disparos en el interior, esa es la razón por la que se escuchó todo y que algunos impactos alcanzaron a llegar; si fue una situación difícil y hasta hoy creo que el protocolo se guarda de que los escoltas no pueden ingresar, no pueden sacar su arma ni andar deambulando, deben estar en su vehículo y a partir de esa situación se aprendió”.
La agresión estaba afuera y asegura que no se comprometió el área del estadio en ningún momento; el alcance de los vehículos fue aproximadamente a dos o tres kilómetros y las personas que resultaron heridas, por parte de los mismos atacantes, dejaron su carro y huyeron en otra unidad.
“Las patrullas estaban paradas con espacios de alrededor de 10 metros, llegó una señora a comprar algo y se puso en medio; cuando ven que la camioneta se parece, es cuando hacen la agresión, fue por eso no por otra cosa y como encontraron respuesta, se van hacia el norte disparando y no todos fueron certeros, los que iban hacia arriba fueron a parar al estadio, esa es la verdad”.
¿Dónde estaba el teniente?
Los escoltas que se encontraban a las afueras del TSM y a cierta distancia del mismo, respondieron ante el ataque a la camioneta, que los atacantes confundieron con la del jefe policíaco; estaban ubicados después de donde ahora está el puente y no exactamente afuera del estadio.
“Mis camionetas regresan después e incluso hago que se estacionen casi a la entrada del ejido La Concha, pero ahí no fue el punto de la agresión; se repliegan y se acercan más para ponerse en ese punto y es cuando disparan contra ellos”.
Sin embargo, él se encontraba en el TSM y no en el punto donde se registró el ataque armado. “Yo estaba en el estadio en lo que se llama Puesto de Control o Puesto de Mando que es un área de seguridad privada y casi siempre, hasta hoy se colocan ahí”.
En ese momento fue mantener la calma y actuar de la manera correcta como corporación de seguridad y protección; comentó que había que cuidar prioritariamente a que nadie de sus elementos disparara en el estadio por ningún motivo.
“Se les dijo que guardaran las armas, se escuchaban las ráfagas o que cruzaban los disparos, pero nadie contestó ahí y el evento estaba a mínimo 300 o 500 metros, pasando la calle o del semáforo que está ahorita”.
Terror en el palco de prensa
Roberto Fernández era el jefe de prensa del Club Santos Laguna en esa época, en ese momento se encontraba justo en el palco de prensa atendiendo a los medios de comunicación y observando el partido como normalmente lo hacían.
De pronto se escucharon los disparos, su reacción así como la del resto de los compañeros fue totalmente sorpresiva.
“De hecho la gente que estaba en la parte superior del palco de prensa se metió, bueno muchos fueron a esconderse ahí en nuestro palco; mi primera reacción fue ir corriendo a cerrar la puerta del palco y esperar”, comentó Roberto.
Incluso, recuerda cómo todos sus compañeros periodistas corrieron a pegarse a la pared, para no estar expuestos hacia la parte visible, donde está el vidrio, hacia la cancha.
“Nuestra reacción fue inmediatamente protegernos, a como diera lugar y poder estar, según nosotros, en el lugar más seguro; después de ahí, esperando que hubiera alguna reacción o terminaran de escucharse los disparos, empezamos a tranquilizarnos a ver que estábamos todos bien”.
Ningún impacto los había alcanzado en el área de prensa, sin embargo, los profesionales de la comunicación sintieron en ese momento que estaban muy cerca; pasaban los minutos y seguían temerosos y resguardándose por seguridad y ante el miedo de que fuera a continuar el ataque.
“De repente sonó que tocaban la puerta y nadie se quería mover a abrir, me acerqué yo y pregunté quién era, pero era la gente de seguridad del estadio que estaban ya verificando que todos estuviéramos bien; pero hasta ese momento todos seguíamos muy nerviosos”.
Una etapa difícil
El teniente Adelaido Flores recuerda esa época de violencia, como una etapa muy complicada pero que se pudo superar con el trabajo adecuado de las autoridades y las acciones preventivas con la ciudadanía, para enfrentar la delincuencia y el crimen organizado.
“Ese evento pudo haber sido un verdadero caos, complicarse más la situación y haber puesto en riesgo a los aficionados; sin embargo, muchos supieron qué hacer y pudieron ponerse a salvo, no corrieron, se tenía cierto conocimiento de los protocolos”.
Dijo que con más de la mitad del aforo, más de 20 mil aficionados dentro del estadio en ese momento y que de haber actuado dominados por el pánico, se hubiera podido generar una estampida sin control y provocar una tragedia.
“Colaboró que se tenía cierta cultura con los niños que se estaban capacitando en las escuelas, pero también algunas acciones preventivas en este tipo de lugares y en eventos masivos; el trabajo que se realizó en esa época complicada en materia de seguridad, funcionó y siempre la labor preventiva es la más importante”.
Comentó que a pesar de que esos años de inseguridad se ven lejanos ahora en Torreón, es importante no entrar en una zona de confort y saber que la prevención es lo más importante, estar preparados primero, conociendo los protocolos para manejar mejor las situaciones, pero sobre todo, con la atención debida a niños y jóvenes para evitar que el crimen los seduzca.
“No permitir que nuestros jovencitos se alucinen con esta situación de que pueden estar en un grupo armado; ha funcionado hasta ahorita, ya no hay tanta efervescencia en ese sentido, los lugares y barrios de donde más salían jóvenes que se desenvolvieron en ese entorno, son más tranquilos que en ese tiempo”.
El trabajo y acciones que se han tomado por parte de los gobiernos tanto en cuestión de seguridad como de integración de la sociedad, han funcionado. “Y yo creo que eso es lo más importante, seguir trabajando y prevenir, dejar de recordar lo que pasó y no caer en la zona de confort que nos vuelva a llevar a una situación similar. Se ha permanecido en esa lucha y esa seguridad que tenemos ahora, es el mejor resultado”.
