Torreón, Coahuila. – El que no se haya tomado aún una decisión respecto a la posibilidad de que las quintas y albercas que llevan un año fuera de funcionamiento reanuden sus operaciones como espacios de esparcimiento, no impedirá que sus instalaciones sean objeto de inspección por parte de las autoridades municipales competentes, esto con la intención de constatar que cumplan con una serie de medidas obligatorias a favor de la seguridad de sus usuarios en lo que tiene que ver con la prevención de riesgos.

Al respecto, el director de Protección Civil en Torreón, Alfonso Mijares Ramírez, explicó que la intención es actuar de manera proactiva, para comenzar a cubrir las necesidades en materia de supervisión y de esa manera avanzar con las intervenciones pertinentes para en caso de que el Subcomité Técnico Regional de Salud autorice la reapertura de ese tipo de establecimientos.

Indicó que la inspección de ese tipo de giros está contemplada dentro de uno de los programas especiales que en cada temporada del año debe atender la dependencia a su cargo.

En este caso, lo que corresponde es actuar con fines preventivos de cara al próximo período vacacional de Semana Santa que es cuando en condiciones normales siempre suele incrementarse la afluencia de usuarios en piscinas.

Según dijo, tratándose de establecimientos que cuentan con albercas, como son quintas, centros recreativos y otros más, hay en Torreón un padrón de alrededor de 450, cantidad ante la cual se ha optado por anticipar la labor de inspección para comenzar a avanzar mientras se espera las determinaciones que en su momento habrá de establecer el Subcomité, en el entendido de que si se llega a autorizar la reapertura habrá disposiciones específicas adicionales que se tendrán que cubrir, entre estas en relación con el aforo de usuarios y protocolos sanitarios.

Por lo pronto, en lo que tiene que ver con la competencia en materia de Protección Civil, lo que comenzará a revisarse es que en todos aquellos sitios en los que hay una alberca, se vigilará que se cumpla al pie de la letra con disposiciones reglamentarias tan elementales como el tener identificadas las profundidades, contar con una manual de procedimientos y un botiquín de primeros auxilios, mantener a la vista los números telefónicos de emergencia disponibles y rutas de evacuación bien delineadas, entre otras cosas.