Pocos difuntos son recordados por sus familias en el panteón Torreón; se encuentran sepultados entre basura, residuos de alcohol, objetos y prendas para maleficios y leyendas urbanas sobre almas que no pueden descansar en paz.
Las condiciones en las que se encuentra el camposanto son deplorables; tumbas fracturadas, maleza, basura, dan fe del descuido en el que están las tumbas; muchas de ellas tienen un siglo o más de antigüedad y quizá esa es la razón por la que ya no hay quien acuda a visitarlas: Pero también hay otras más recientes que han dejado en el olvido y muy pocas, contadas podría decirse, que muestran el interés de las familias por los seres queridos que yacen en ellas.
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Los brujos y hechiceros son en parte causantes del deterioro de este panteón; muchas tumbas están abiertas y llama la atención que solo mueven las lápidas e incluso se ubican en una posición similar. Los trabajadores del lugar aseguran que no las mueven para tratar de sacar algo, por el contrario, lo hacen para depositar los trabajos de brujería.
Don Roberto Chávez, velador del cementerio, ha sido testigo no sólo de la realización de algunas acciones de hechicería y brujería, sino de apariciones misteriosas que le ponen la piel de gallina.
“Hay una niña que se ve aquí, yo la vi hace poco tiempo; es una chiquita como de unos 4 años y creo que es una niña que mataron hace ya como unos 8 o 9 años en la Vicente Guerrero, aquí está ella enterrada”.
“Una noche como a las 8:30 estaban unos amigos aquí y de repente escucharon un grito agudo: ¡mamá!, y yo me quedé chiva verdad, me dejaron solo y fui, si la vi. Traía un vestido, así como de primera comunión, pero todo rasgado”, recordó.
Ha visto y escuchado muchas cosas en este panteón, dice que ya está acostumbrado, aunque no se asusta, sólo se le eriza la piel y a veces siente escalofríos. “Hay gente que no le cree a uno, pero los invito a que vengan aquí en la madrugada y si ve uno cosas, soy el único que se queda aquí”.
También comentaron sobre la aparición de un nahual en este lugar, que, según la mitología popular, es un animal que simboliza el espíritu de una persona, pero los trabajadores aseguran que son espíritus malignos.
“Ese le salió a mi chavalo la semana pasada, trabaja aquí con las máquinas y lo mandaron para allá para atrás y hay unos pinabetes grandotes, ahí le salió, un pajarote enorme de este tamaño (extiende los dos brazos) y viene todo asustado. Yo fui, pero no vi nada, para que le voy a decir que si, pero dicen que se transforma en otro tipo de animales y otros compañeros dicen que ese anda aquí desde hace muchos años, como desde el 95 y un primo que ya falleció si fue atacado”.
Algo que también ve con frecuencia en este lugar son los trabajos de brujería que la gente va a dejar; han encontrado muñecos con alfileres, animales como camaleoncitos pequeños abiertos con hilos negros, fotografías también cosidas con hilos negros, muchos animales como chuparrosas, canarios.
“Viene mucha gente a eso y de volada se nota a qué vienen porque traen bolsas de esas negras y cosas extrañas y vienen a hacer sus brujerías esas; muchas veces ni les podemos decir nada porque nos va peor, así que los dejamos y pasan”, dijeron los trabajadores.
Entre los objetos que se encuentran también en este panteón y que son utilizados para brujería está la ropa interior, principalmente de dama, que luego la encuentran atada con fotos de hombres.
“Mucha gente murmura que por qué nosotros movemos las lápidas, que seguro sacamos algo o nos robamos las cajas, pero no nos interesa y no sabemos de qué murieron y que podamos agarrar alguna enfermedad; esas las mueven para echar ahí sus cosas esas, los trabajo”, concluyeron.
Ahí hay dos espacios particulares, uno que pertenece a la Beneficencia Española y otro a la comunidad de judíos que se encuentra en la localidad; ambos se encuentran en mejores condiciones que el resto del cementerio, porque son procurados con un poco más de frecuencia por las familias.