Cada fin de semana sacan sus mejores prendas y preparan sus pasos de baile para ir a sacarle brillo a la Plaza de Armas. Una tradición que por décadas ha prevalecido en Torreón, es que los adultos mayores se reúnan para divertirse, convivir y pasar un momento agradable sobre todo sábados y domingos.
Hay varios programas, también pueden cantar y hay diferentes tipos de baile dependiendo el día; les cobran 20 pesitos por pareja y con lo recaudado se contrata el sonido, además de hacer rifas de regalos en diferentes días especiales como la próxima que será el 10 de mayo.
Hace unos 10 años que los días de canto y baile ya son organizados de manera independiente por diferentes personas de acuerdo al programa; el municipio únicamente les otorga el permiso para el uso del espacio público.
Alrededor de la pista de baile se reúnen a verlos, no solo adultos mayores sino familias completas que pasean por la plaza y disfrutan de ver cómo las personas de la tercera edad siguen llenas de vida, ilusión y ritmo.
Ser Pachuco es un estilo de vida
Hace 10 años que Miguel Compeán viene a estos bailes a mostrar sus dotes artísticos y sus mejores pasos, pero también a deslumbrar con su vestimenta y porte Pachuco. Él desde niño sabía que quería ser un personaje de este tipo, le apasionaban películas como "El Suavecito" y "Angeles de Arrabal", que mostraban al personaje del Pachuco de aquella época de los años 50. "Ahora ya de grande que tengo recursos puedo hacerlo y vestir así porque si se requiere mucho", destacó.
En ocasiones viaja a otras ciudades a eventos de la comunidad de Pachucos; en La Laguna no pertenece a ningún grupo, pero si se reúnen con varios grupos de Chihuahua, Aguascalientes, Ciudad Juárez, Parral y realizan el Congreso Pachuco donde hacen presentaciones, concursos, un baile, en sí, es una gran fraternidad. "Pero para traer esto lo tiene que llevar uno en la sangre, identificarse, vivir en este personaje y no solo aquí sino en la casa, la música, el baile y a mi me gusta vivirlo".
A pesar de que aún no llega a la tercera edad, a sus 55 años, Miguel se identifica con esta gente y aprecia convivir con los adultos mayores; valora mucho este tipo de espacios y actividades que les dan oportunidad de mantenerse activos, divertirse y sentirse vivos.
Los muñequitos del pastel
Así es como conocen desde hace más de 3 años a Rosa Velia Palomino y Francisco Morales; nunca faltan a los bailes de la Plaza de Armas y uno de los principales atractivos que han llamado la atención de la gente son sus vestuarios.
Rosa confeccionó un vestido igual a los que usaba su madre y su pareja la motivó para que lo luciera en uno de estos bailes; fue así que empezó la tradición de venir cada domingo con diferentes atuendos, ambos coordinados en colores y estilo. En conjunto con su peculiar y enérgica manera de bailar, atraen a muchos espectadores.
No tienen hijos y ambos trabajan todavía para salir adelante; Rosa Velia es empacadora de una tienda de autoservicio y Francisco trabaja por su cuenta vendiendo ropa. Disfrutan cada momento de su vida haciendo lo que quieren y lo que más les gusta que es bailar. "Es muy divertido, nos la pasamos muy bien, la gente se acerca a vernos y nos sentimos muy felices haciendo esto".