Como si se tratará de una ciudad industrial en crecimiento, con cientos de operarios que dan lo mejor de sí para alcanzar los mejores niveles de producción, así se observa a los internos del Cereso Torreón, quienes han transformado su manera de vivir al interior del penal, estudiando, ejercitándose y trabajando para convertir a Coahuila en una de las entidades con los mejores penales del país, considerado así por los diagnósticos penitenciarios realizados a nivel nacional. En este penal se cuenta con un director que se ha convertido en el único en recorrer y transformar los tres penales de Coahuila, Jesús Francisco Estrada Picena.
Desde 1987, fecha en que se puso en operación este centro penitenciario, han sido decenas de personas las que han pasado por la Dirección sin pena ni gloria, sobre todo en los lapsos de 2011 a 2014 que eran titulares de uno o dos meses a la mucho, simplemente no había control, había un autogobierno que controlaba todo.
En 2014 se erradica esta figura del autogobierno con la llegada del actual titular del Cereso de Torreón, Jesús Francisco Estrada Picena, y se logra trasladar a los Ceferesos a quienes eran considerados un peligro constante.
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Con una capacidad para mil 050 internos y de los cuales hoy en día 670 se mantienen recluidos todos ellos relacionados con delitos del fuero común, el Cereso Torreón pasó a convertirse, de una bomba de tiempo, en una pequeña ciudad ordenada y en proceso de industrialización.
En este penal ya no hay mujeres desde 2015, ahora son los hombres la fuerza del trabajo y con la llegada de la maquila JYRSA se han convertido en trabajadores que perciben un salario y bonos de productividad que sirven para el sustento de sus familias. Hoy en día se fabrica una línea de chamarras para el frío con una producción de hasta 150 por semana, chalecos reflejantes con 500 semanales, fajas por talla con una producción de hasta 400 a la semana y una producción de pantalones de mezclilla de hasta 500 piezas a la semana, o sea, los internos producen por semana mil 650 prendas por lo cual perciben hasta mil 200 de salario por ese mismo lapso.
A esto hay que agregar la fabricación de muebles en otra área importante, los cuales también son comercializados, y qué decir de la Industria porcícola que aprovecha todos los sobrantes, en este lugar nada se tira, todo se utiliza.
Para la fabricación de los alimentos cuentan con una enorme cocina atendida por más de 50 internos, y qué decir de la panadería o la tortillería, que produce lo que ellos mismos consumen.
Su enfermería, consultorios y pequeño hospital les brindan la atención médica cuando se hace necesaria.
Con edades de 18 a los 105 años de edad, todos tienen la fortuna de poder estudiar su primaria, secundaria y pronto ya su preparatoria, para quienes no cuenten con ella.
En esta ciudad penitenciaria también la actividad deportiva y cultural juega un papel importante, al grado de ya se cuenta al interior con su propio gimnasio con los aparatos necesarios para estar en forma.
Hoy en día todos los internos del penal en Torreón lucen uniformados, con cabello corto y rasurados, ellos mismos lo expresan como un cambio de imagen y aseguran se ven mejor.
Sus familias también forman parte de su vida, pues se les permite tener su convivencia los jueves y domingos, y quienes están sujetos a protección lo hacen los sábados. Ya no conviven internos peligrosos con el resto, esto ha sido fundamental para lograr estos cambios.
El Cereso de Torreón luce una limpieza impecable en pasillos, corredores, filtros y áreas de acceso, y lo importante, sus áreas verdes son dignas de un buen cuidado, como lo quisiera una ciudad común.