Ante irregularidades que implican dudas sobre la calidad y la potabilidad del producto que comercializan, en lo que va del presente año se han clausurado temporalmente un promedio mensual de dos pequeñas plantas purificadoras y de auto-despacho de agua, de las muchas que hay distribuidas en los distintos sectores de la ciudad.
Se trata de casos en los que, para reactivar los negocios suspendidos, sus propietarios deben subsanar de manera puntual cada una de las irregularidades o deficiencias que se les señalan, además de verse obligados a cubrir multas individuales que pueden ir de los cinco mil a los 16 mil pesos, de acuerdo con la gravedad de las faltas en que hayan incurrido.
A cargo de José Luna Riojas, es la Coordinación de Regulación y Fomento Sanitario, dependiente de la Jurisdicción Sanitaria VI, la encargada de supervisar los establecimientos del ramo, con base en un padrón en el que se tienen identificados nada menos que alrededor de 200.
Luna Riojas refiere que las supervisiones en este giro se realizan en realidad de manera permanente, aunque suele intensificarse a partir del inicio de la temporada de calor por ser cuando aumenta la demanda y consumo de agua purificada, como también antes situaciones especiales como lo fue el brote de hepatitis A que generó preocupación a finales del mes de febrero en el suroriente de la ciudad.
Sobre los ocho negocios con máquinas de auto-despacho de agua que han sido suspendidos de manera temporal, comentó que el común de las irregularidades encontradas es que al momento de la inspección sus propietarios o encargados no pudieron mostrar los análisis bacteriológicos actualizados del líquido que expendían, no presentaron las bitácoras de mantenimiento de los equipos y además se encontraba sucia el área de trabajo y de operaciones.
Parte importante de las revisiones que se realizan incluye verificar que las máquinas de auto-despacho estén debidamente selladas para evitar el posible ingreso de elementos contaminantes al momento del llenado de los garrafones, mientras que en el interior el área de trabajo debe estar debidamente aseada y libre de fauna nociva, donde las bitácoras de mantenimiento son fundamentales para garantizar el adecuado y periódico cambio de filtros y la limpieza de sus componentes. Además, el personal debe contar con tarjetas de control sanitario vigentes, y es preciso acreditar los servicios de control de fauna nociva.
José Luna destaca que a favor de la prevención de riesgos sanitarios en estos casos, la participación del público consumidor es fundamental, por lo que sugirió a la gente evitar adquirir agua transportada en vehículos sin logotipos distintivos de alguna empresa formalmente establecida, o que esté contenida en garrafones que no cuenten sellos de garantía o con etiquetas que indiquen su marca, origen y contenido.