Torreón, Coahuila. – Con una misa de cuerpo presente en la Parroquia de Todos los Santos, familiares, amigos y conocidos de Alejandro Faudoa Quirino le dieron el último adiós la mañana de este viernes en Torreón.
Se trata del joven de origen lagunero, que tenía 28 años de edad y fue asesinado a balazos por un policía de caminos en Oklahoma, Estados Unidos, el pasado 20 de septiembre.
La víctima tenía la doble nacionalidad y vivió parte de su infancia en el ejido La Concha de Torreón, localidad a donde llegó su cuerpo el jueves.
En la parroquia de Todos los Santos, el padre Ricardo Vázquez de Los Santos, expresó:
“Es un día distintito para muchos de nosotros, también para la misma Parroquia, pues hoy tenemos que recibir el momento difícil de colocar en las manos del señor a Alejandro, joven que por circunstancias diversas se le ha terminado su ciclo entre nosotros. Hoy elevamos a Dios nuestra oración por su eterno descanso y saludo con afecto al señor Ubaldo, su padre, y a la señora Livier, su madre, que está vía internet, a la distancia, a Ana, con quien sé que con ella estaba haciendo planes importantes de vida, y le pedimos a Dios por todos los familiares y amigos”.
Luego de la misa, partió una caravana de vehículos, incluyendo tráileres, pues Alejandro era “camionero” y, de hecho, iba manejando una de estas unidades en el vecino país del norte cuando un agente le marcó el alto y accionó su arma.
El cortejo fúnebre culminó en el Panteón Jardines del Parque, lugar donde lo enterraron para que descanse en paz.
Ahí papá, Ubaldo, pidió a cambiar el minuto de silencio por uno de aplausos.
A través de las redes sociales, su madre Livier, quien está en Estados Unidos exigiendo justicia, publicó:
“Al fin de regreso a casa mi niño. Disculpa si mamá está vez no estuvo físicamente en casa para recibirte con los brazos abiertos, como en todas tus visitas pasadas. Aún a la distancia estoy en cada corazón de mis padres, hermanos, primos, tíos y conocidos. Te doy la bienvenida de regreso a casa mi niño lindo. Tú y yo tenemos una cita pendiente y cuando sea mi hora de ir al cielo a tu lado volveré a sonreír y abrazarte de nuevo, como cuando te veía. Descansa mi niño que ya estás en casa de nuevo mi amor, mi primer amor”.
“Gracias por todo lo que hiciste por tu madre, me hiciste la mamá más feliz sobre la tierra y, con virtudes y defectos, para mí siempre fuiste y serás el mejor hijo del mundo. Tú y yo hablamos mucho en nuestra despedida y entendiste la razón por que estoy tan lejos en este momento. No te digo adiós, sino hasta pronto. Descansa en paz que mamá ya tratará de sonreír más para ti. Ve con Dios y guárdame ese campito aún lado de ti”.