Tras años de sentirse atrapada en una relación que la hacía sentir poco valorada, Perla tomó la decisión de ponerle fin a su matrimonio de más de 20 años, hace 4 meses; pensó que con ellos terminaba su calvario pero realmente sería el comienzo de una historia de terror.
Ahora se encuentra atemorizada por los actos descabellados y mensajes amenazantes de su expareja; mientras él las acecha a ella y a su hija menor, las autoridades toman con calma el asunto, sin presentar avances en el caso, pese a las pruebas que Perla García presentó al momento de denunciarlo en el Centro de Justicia y Empoderamiento para la Mujeres de Torreón.
Solicitó el divorcio, luego de sobrellevar por años a un esposo que ejercía en su contra violencia psicológica y económica; después de conseguir la sentencia, el juez lo obliga a dejar el domicilio otorgando además una orden de restricción que le impide acercarse al hogar, a su trabajo o a cualquiera de sus dos hijas.
En el mes de febrero del presente año, el ex esposo de Perla viola por primera vez la restricción al introducirse a su casa destruyendo cerraduras, extrayendo del interior artículos personales de ella y ocasionando averías en las instalaciones de la vivienda que considera fue hecho con el afán de afectarla. “También descompuso un coche que teníamos en la cochera que es para que mi hija se traslade al colegio”.
La segunda ocasión que se manifestó fue ponchando las llantas de su vehículo afuera del lugar donde trabaja; al día siguiente al salir de un restaurante volvió a encontrar sus llantas ponchadas.
El comienzo del calvario
“Ahí empezó el calvario porque empezó con correos, mensajes amenazantes, audios, llamadas a mis hijas que empezó a amedrentarlas y a reclamarles que estuvieran de mi lado, les decía que nos iba a destrozar y ponía en su muro de Facebook que tenía 3 venganzas pendientes y con otro perfil que tiene se responde solo que esto apenas comienza”.
Son muchas las agresiones, amenazas, violaciones a su privacidad y a la restricción que le impuso el juez, que el ex marido de Perla ha hecho durante estos meses; ante esto existe un verdadero temor por parte de la familia y por tal motivo además de la denuncia se ha insistido en que tomen medidas para asegurar la integridad de Perla y su hija menor, ya que la mayor se encuentra estudiando en Estados Unidos, pero de igual forma está aterrada por su madre y hermana, teme por su seguridad y está afectada con estrés y cierta paranoia por el miedo que siente.
La hija menor de Perla está sufriendo mucho estrés, depresión; aunque hace tiempo cuando comenzaron los problemas de pareja inició un tratamiento de terapia psicológica que le ha ayudado a no resentir tanto esta situación; sin embargo, ya comienza a presentar signo de vitiligo por el mismo nerviosismo que el temor le provoca.
Perla por las noches sufre pesadillas, tiene insomnio y comienza también a sufrir ciertos episodios de paranoia; no puede salir libre y sin miedo a la calle, ni concentrarse en hacer eficientemente su trabajo, las consecuencias de esta violencia están acabando con su tranquilidad, salud física y mental.
Víctima también de las instituciones
Además de esto, tiene que enfrentarse a la violencia institucional como muchas mujeres lo hacen diariamente al presentar sus denuncias por violencia ante la unidad de la Fiscalía del Estado de Coahuila, adjunta al Centro de Justicia y Empoderamiento de las Mujeres. La dilación en los procesos, las omisiones y la revictimización que son parte del andar de las mujeres por estas instituciones.
“Yo he llevado pruebas, tengo memorias con videos de las cámaras donde él aparece metiéndose a mi casa, ocasionando daños, tengo pruebas de todo desde la primera vez que violó la restricción; tengo audios, mensajes amenazantes, las pinchaduras de los coches. Fui a ampliar la denuncia para poder agregar más hechos y me dicen que no tengo que esperar 10 días hábiles, lo que no me parece lógico porque en esos días todo puede pasar él anda libre”, comentó.
Se fue agravando la violencia, los episodios han ido aumentando y constantemente va a solicitar apoyo y presentar las pruebas; en esta ocasión ya entró a la casa y con una escalera abriendo la ventana de la recámara de su hija que se encontraba en el segundo piso; como un ladrón quiso entrar el domicilio, fue la menor quien le pidió que se retirara e incluso fue clara al decirle: ¡Papá te tenemos miedo!.
Pese a haber llamado a una patrulla, revisar las cámaras y entregar los videos, no han sido tomadas en cuenta sus peticiones; busco ejercer presión social a través de redes sociales y medios de comunicación, por lo que consiguió una audiencia inicial en la que asegura, no le favorecieron.
“Estas situaciones pasan de manera continua, me hackeó mi celular y comenzó a mandar mensajes a mis contactos para desprestigiarme, haciendo mal uso y dejándome en mal; también tengo pruebas de esto que me pasan otras personas”.
El miércoles 15 de mayo tuvo una audiencia, en la cual el Ministerio Público no presentó los documentos y pruebas adecuadas; considera que no preparó adecuadamente ni los documentos ni la formulación del caso, a lo que le respondieron que aún hay tiempo, es una primera etapa y que no se desespere.
Desesperada y con miedo pide apoyo
“El señor está muy mal, es una persona peligrosa y vivo checando los frenos, todo mi coche, cuando voy en el coche voy al pendiente del retrovisor, con los videos cerrados y tengo muchas cosas que han pasado pero no tengo pruebas como cuando iba manejando y me cerró el paso, pues en el momento no se puede grabar para probarlo. A veces creo que un día me va a matar”.
Considera que aunque sea una fase inicial debieron presentar todas las pruebas pertinentes y necesarias, para poder plantear adecuadamente el caso; incluso el agresor saliendo de esta audiencia acudió al domicilio a sustraer dos motocicletas que tenían en la cochera. Hay fotografías y video del hecho y no se los han recibido como pruebas.
Pide a las autoridades mayor empatía y celeridad a este tipo de hechos, ante la crítica situación de violencia de género que se vive en el país; en México, 11 mujeres mueren diariamente, la mayoría víctimas de sus parejas o ex parejas, en la Comarca Lagunera, no es la excepción y cada vez se registran más casos, incluso mujeres que son asesinadas después de haber hecho denuncias por ser víctimas de violencia.