Torreón, Coahuila.- Este martes se realizó la Misa Exequial en la Parroquia de San José para darle el último adiós al Obispo Emérito, Monseñor José Guadalupe Galván Galindo, y posteriormente, después de una procesión, sus restos fueron sepultados en la Catedral de Nuestra Señora del Carmen.
La fuerza de la Fe y el sentido de pertenencia de la Iglesia Católica fueron los valores cristianos que se vieron reflejados en el aprecio, cariño y amor hacia el Obispo Emérito, José Guadalupe Galván Galindo, quien luego de varios días de agonía por fin ya descansa en los brazos del señor esperando la recompensa al trabajo episcopal y misionero que realizara durante varias décadas.
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A este acto litúrgico especial acudieron Mons. Alfonso Cortés, Arzobispo de León; Mons. Juan María Huerta, Obispo Prelado de El Salto, Durango; Mons. Jorge Estrada, Obispo de Gómez Palacio; y Mons. Fr. César Garza Miranda, Obispo Auxiliar de Monterrey.
Al finalizar la Misa Exequial se realizó la Procesión Fúnebre en vehículos hacia la Catedral, para lo que se dispuso de transporte especial para trasladar a los señores obispos, familiares y sacerdotes.
Durante la tarde, únicamente se permitirá el acceso a los vehículos autorizados por la Av. Matamoros debido a que estará cerrada a la circulación vehicular.
Luis Barraza Beltrán, Obispo de Torreón, destacó la unión fraternal de todos los que acompañaron hasta sus últimos momentos al Obispo Emérito.
“Gracias a Dios ahí se vio un sentido de Iglesia, la fuerza de la fe, el sentido de comunión, de familia, de amor al Obispo, a los Presbíteros, la participación desde el domingo a las 11:00 a.m. que se depositó aquí su cuerpo no dejó de haber oraciones celebraciones. Toda la noche de ayer y ante noche; ha sido una gran muestra de cariño que revela el sentido de fe que hay en esta Iglesia particular de Torreón”, explicó.
Respecto a por qué se depositan los restos de los prelados en Catedral y no en el campo santo, dijo, que “como indican los canones, que el Obispo, la sede del Obispo pues Catedral y entonces el Obispo que termina aunque no termine vigente que ahí sea su última morada en la catedral”, añadió.
De esta manera familiares, amistades y la comunidad católica que logró acompañar al Obispo Emérito a su última morada le dieron el adiós para siempre y con alegría en sus corazones así como con pesar cumplieron como cristianos e hijos de Dios.