Ciudad de México.- Magaly Guzmán Bárcenas es una joven de 33 años de edad, arquitecta de profesión, que tiene un departamento en el centro de la Ciudad de México, en Santa María la Rivera, cerca de Reforma, en la colonia Cuauhtémoc.
Después de las 10:00 horas del martes 23 de junio, se encontraba haciendo ´home office´ cuando escuchó mucho ruido en las escaleras del edificio, seguido por la Alerta Sísmica.
“Para un habitante de la Ciudad de México esto ya es un tema de pánico por lo que hemos vivido a lo largo de los años”, dijo.
Es por eso que de forma inmediata bajó a la calle, en donde ya había una gran cantidad de personas a la expectativa, pues aún no se sentía nada del fenómeno natural.
A los 10 segundos, el pavimento se empezó a mover, por lo que se vinieron los recuerdos de sismos anteriores, en donde se han derrumbado construcciones y miles de personas han perdido la vida, además de los lesionados y damnificados.
“Y más aquí, justo en el centro de la Ciudad, y pues uno se espera lo peor. El movimiento era muy intenso, oscilatorio, se movían los coches, las fachadas, los cables de electricidad”, comentó.
Las personas a su alrededor gritaban y corrían para todos lados, además de estar con el pendiente de las réplicas.
“Duró un minuto 20 segundos esa sensación de movimiento en el asfalto y de los edificios”, indicó.
Los que todos pedían es que no se cayeran los edificios, pues eso empeoraría, aún más, la contingencia por la pandemia del Covid-19 en la capital del país.
Fue hasta ese momento que se enteró que el sismo había sido de magnitud 7.5, con epicentro en Oaxaca.
“Es mucho el miedo, porque en el centro el terreno es lacustre, los edificios son viejos y vulnerables. Eso da más miedo”, acotó.
20 minutos después, se les permitió regresar a sus hogares, desde donde pudo apreciar varios helicópteros, desde donde se monitoreaban las condiciones de la CDMX.
“El pánico de un sismo se queda guardado en el cerebro. Yo no he tenido afectaciones las veces pasadas, en daños de familiares, coches, casas, la sensación de pánico por el movimiento tan grande de la tierra es sobrenatural”, describió.
Magaly Guzmán expuso que en una ciudad con tanta vulnerabilidad para los terremotos no hay nada seguro y más con la cantidad de habitantes.
“No se hace nada, la situación sigue igual. Por eso, si te toca te toca y, ahí quedaste. Más ahora, porque todos salimos sin cubrebocas”, manifestó.
“Si hubiera pasado algo más grave, en la ciudad los hospitales están saturados por la pandemia, más los afectados por los terremotos, hubiera sido una catástrofe”.
Cabe señalar que durante toda su vida ha pasado por tres sismos fuertes y 20 leves.
De acuerdo con su testimonio, no hay lugares que realmente cuiden la integridad de los habitantes, pues por más que busquen y caminen varias cuadras, la mayoría de las construcciones son antiguas y el Gobierno no ha hecho nada al respecto.
Numeralia:
- Tres sismos fuertes y 20 leves, ha pasado en sus 33 años de edad.
Dato:
- El último sismo lo vivió el 23 de junio del 2020.
Cita:
“Duró un minuto 20 segundos el movimiento en el asfalto y edificios” Magaly Guzmán.
