Torreón, Coahuila.- El presidente del Consejo Lagunero de la Iniciativa Privada (CLIP), Roberto Muñoz del Río, considera que en definitiva se debe buscar la manera de adelgazar la abultada nómina del gobierno federal, pero en su opinión no sería del todo acertado que para ello se aplicara un recorte generalizado en los salarios de los funcionarios de los niveles más altos y los de jerarquía media.
Expuso que sí se debe buscar la manera de reducir los egresos de la Federación en ese rubro, pero procurando ajustar en particular y hacia un nivel razonable y justo las percepciones de aquellos servidores públicos que económicamente y en prestaciones estén sumamente privilegiados, sin dejar de tomar en cuenta que “la ineptitud también nos puede salir cara a los mexicanos”.
Sobre esto último, se refirió el representante empresarial a que hay puestos que por su relevancia dentro de la función pública requieren a profesionistas de perfiles muy especializados, pues se trata de desempeñar actividades que no cualquiera puede atender, y donde un salario que no resulte equitativo, lejos de estimular podría ahuyentar a la gente capaz que en todo caso podría optar por mantenerse mejor en el sector privado, y dejando la oportunidad a otros menos aptos.
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Para Muñoz del Río, queda claro que hay que optimizar el gasto público, y en ese sentido se advierte como congruente la intención de impedir que no haya en México funcionarios que ganen más que el Presidente de la República, pero insistió en que hay áreas en las que la reducción salarial no debe ser tan drástica y menos generalizada, ya que además las percepciones bajas o insuficientes pueden incluso convertirse en un factor desencadenante de corrupción.
Plantea en ese sentido que después de que en el pasado hubo gobiernos en México que impulsaron salarios altos para los funcionarios con la idea de que de esa manera no tendrían por qué corromperse en el cumplimiento de su responsabilidad, al paso del tiempo se constató que esa expectativa no se cumplió del todo. No obstante, ahora a la inversa, un ajuste a la baja muy drástico tampoco sería conveniente, de manera que las actuales autoridades federales tendrán que buscar un equilibrio en las modificaciones que se apliquen, a fin de que éstas no resulten contraproducentes.