Sin que hasta ahora se hayan detectado irregularidades que ameriten el aseguramiento, decomiso y destrucción de productos que pudieran representar un riesgo para la salud de los consumidores, ha entrado en su fase intensiva el operativo especial de vigilancia que desde poco antes del inicio de la temporada de cuaresma lleva a cabo en los negocios dedicados a la venta de pescados, mariscos y moluscos la Coordinación de Regulación y Fomento Sanitario de la Secretaría de Salud en los municipios de Torreón, Matamoros y Viesca.
El titular de dicha coordinación, dependiente de la Jurisdicción Sanitaria 6, doctor Miguel Valadez de Alba, indicó que actualmente dentro de este operativo son objeto de inspección semanalmente un promedio de cinco establecimientos, que van desde pescaderías, expendios de mariscos, restaurantes, mercados populares y tiendas de autoservicios, entre otros, además de incluir algunos negocios informales que se tienen debidamente detectados para su control.
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Reconoció que es de llamar la atención el hecho de que hasta ahora, al igual que en la cuaresma del 2022, no se hayan identificado anomalías que impliquen riesgos sanitarios, luego de que en años anteriores sí era común el tener que llegar aplicar medidas de apremio alguno o más casos, como pueden ser aseguramientos de mercancía y suspensiones de actividades.
Eso obedece a que no se han encontrado parámetros fuera de lo normal en los resultados de las muestras de productos tomadas en los negocios que se han enviado para su análisis al Laboratorio Estatal de la Secretaría de Salud.
Aclaró que en realidad las revisiones en los negocios de distintos giros que comercializan productos del mar se realizan de manera permanente durante todo el año, pero se les suele dar una mayor prioridad cuando el consumo de este tipo de alimentos aumenta, con operativos como el que está en marcha desde la segunda quincena del mes de febrero y que se mantendrá vigente todavía 15 días después de que concluya la Semana Santa.
Valadez de Alba advierte que entre los problemas que más comúnmente se pueden desprender del consumo de pescados y mariscos en mal estado van desde intoxicaciones severas a infecciones bacteriológicas.
En ese sentido, hizo notar que son los consumidores quienes de manera directa pueden evitar ese tipo de riesgos al evitar consumir productos que a simple vista, al tacto y al olfato no muestren un aspecto desagradable. Se refirió, por ejemplo, a lo importante que es, al momento de elegir un pescado, revisar que su textura sea consistente, que no se le desprendan las escamas con facilidad, que el color de las agallas sea rojizo y que los ojos no se encuentren hundidos y tengan un aspecto brillante, y en caso de no ser así, mejor desconfiar.