Torreón, Coahuila.- La pandemia de Covid-19 requiere que la emergencia sea enfrentada con ejercicios del poder político acompañados de los debidos controles, de lo contrario, la calidad de la democracia podrá reducirse o comprometerse, afirmó el Consejero Presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova Vianello.
Al participar en la videoconferencia “Repensar: La calidad de la democracia y la reconcentración del poder”, a cargo de las doctoras Irma Méndez de Hoyos y Marcela Bravo Ahuja, investigadoras de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM-FCPyS), respectivamente, sostuvo que la centralidad del poder afecta la calidad de los sistemas democráticos.
“El poder centralizado, el poder concentrado, es un poder que inevitablemente pone en tensión la calidad democrática de los regímenes políticos”, estableció Córdova Vianello.
El Consejero Presidente mencionó que al desencanto con los resultados que han dejado los gobiernos democráticamente electos, que no han sido capaces de enfrentar y resolver los grandes problemas estructurales como la desigualdad, la pobreza, la inseguridad, la corrupción y la impunidad, hoy se suman los desafíos que trae la pandemia.
“Eso hemos visto peligrosamente en algunos regímenes, cuya calidad democrática hoy está en entredicho o han provocado fenómenos de centralización del poder”, advirtió.
En la octava videoconferencia realizada en el marco de la Cátedra Francisco I. Madero entre el INE y la UNAM, Lorenzo Córdova sostuvo que esa centralización del poder, debe de ir acompañada de los debidos controles, o la calidad de la democracia en su conjunto, tiende a reducirse y eventualmente a comprometerse.
La calidad de la democracia mejora cuando las instituciones que la conforman tienen un desempeño satisfactorio para la ciudadanía
En su intervención, la investigadora de FLACSO, Irma Méndez de Hoyos, precisó que la calidad de la democracia es la medida en que las instituciones que la conforman –Estado de derecho, rendición de cuentas, participación, competencia, igualdad, equidad y responsabilidad-, tienen un desempeño satisfactorio para los ciudadanos.
El estado global de la democracia, dijo, experimentó una mejora hasta el 2003, luego observó un estancamiento y, posteriormente, regresión en algunos aspectos.
“En México hemos avanzado en materia de gobierno representativo, pero hay serios déficits en la administración pública”, y señaló fallas en la capacidad de dirigir y coordinar los esfuerzos sociales e institucionales orientados a atender los problemas públicos.
Como salidas al mal desempeño gubernamental, consideró que se pueden hacer reformas institucionales para lograr un gobierno más eficiente, imparcial, profesional y menos corrupto, así como las elecciones, que permiten castigar o premiar a los gobiernos.
DEMOCRACIA EN CRISIS
Enseguida, la investigadora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Marcela Bravo Ahuja enfocó su análisis en la coyuntura de la crisis sanitaria, las medidas que ha tomado el gobierno actual y el riesgo que corre la democracia, que de por sí se encontraba en crisis.
En México, afirmó, tenemos un ejercicio del poder con tendencia a la concentración. “La crisis sanitaria desnuda y acelera la concentración del poder, característica de la política del sexenio actual, pero la repercusión en materia de democracia es paradójica, puede ser más complejo de lo que parece”, agregó.
Bravo Ahuja subrayó que, además de las instituciones, subsiste un sistema de partidos, una ciudadanía y una opinión pública activa. Así cabe la pluralidad en una democracia que se enfrenta a otros medios de hacer política, los cuales pueden explotar en las circunstancias de la nueva normalidad, dando paso a liderazgos emergentes.