Motivada por su pequeña hija de dos años, a la que considera como el motor que impulsa su deseo de salir adelante, Liliana Janeth Hernández Calvillo es desde hace poco más de cuatro meses integrante de la fuerza operativa del Heroico Cuerpo de Bomberos de Torreón, posición a la que llegó movida por una vocación de servicio a la comunidad y decidida a esforzarse por sobresalir en un medio que en el pasado se consideraba apropiado exclusivamente para varones, sobre todo por el esfuerzo físico que, además de una efectiva capacitación, exige el tener que combatir incendios y atender muchas otras situaciones de emergencia.
Con un título de Licenciatura en Enfermería, profesión que ha tenido la oportunidad de ejercer durante siete años en distintas instituciones de salud, y además con una experiencia de dos años como paramédico al servicio de la Cruz Verde, Liliana llegó a integrarse a su actual corporación apenas el primero de noviembre del año pasado luego de haber concluido su participación en un previo curso de capacitación intensiva.
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Asegura haber sido bien recibida por sus compañeros de la Estación Oriente, en la colonia Nueva California, que es una de las seis sedes externas que dependen de la Central de Bomberos ubicada en el centro de la ciudad.
“Está muy padre, mis compañeros me han recibido con cariño y mucho respeto, me gusta todo esto, y además tengo mi motorcito, que es una niña de dos años, de nombre Bella”, comenta, al asegurar que a ella y a su compañera Gabriela Goytia, que son actualmente las únicas dos mujeres bomberas de Torreón, se les ha facilitado mucho adaptarse poco a poco a su actual trabajo gracias al respaldo solidario de los demás elementos operativos, quienes no dudan en compartir con ellas sus conocimientos y experiencias, lo que las ha animado a seguir adelante pese a lo difícil o pesado que pueda resultar su labor.
De hecho, dijo estar muy agradecida por el respaldo que ha encontrado de sus compañeros en general y de manera particular del capitán Francisco Martínez Basurto, a quien se refiere como una persona muy preparada.
Lily, como la llaman sus compañeros percibe un sueldo de aproximadamente cinco mil pesos por quincena que considera justo para el esquema de trabajo en el que está inmersa, donde debe cubrir turnos completos de 24 horas continuas para luego disfrutar de un tiempo similar de descanso.
Para ella, una jornada de trabajo inicia a las 7:45 de la mañana al llegar a la estación de Bomberos para comenzar por revisar la herramienta para ver que todo esté completo y en buen estado, para enseguida ponerse a disposición de sus superiores para un turno en el que deberá permanecer atenta para atender las emergencias que puedan presentarse de día o de noche a lo largo de 24 horas.
Su turno termina justo a las ocho de la mañana del día siguiente, cuando regresa a casa para integrarse a su rol de madre y a las labores domésticas.
“En mi casa es mi mamá la que me cuida a mi hija, entonces a partir de que llego me hago cargo de Bella, y además cocino, lavo mi ropa y preparo mi lonche, con los alimentos que debo llevar conmigo a la siguiente jornada de trabajo”, comenta.
Liliana Janeth Hernández, de 32 años de edad, no niega que su rutina es pesada, y no obstante asegura sentirse contenta con su situación actual. “Prácticamente es doble trabajo, pero estoy muy satisfecha y estoy muy feliz; yo más que nada quiero darle todo a mi hija en cuestión de educación para que ella se vaya formando, y que esté orgullosa de la mamá que tiene”.