En los últimos 25 años las mascotas adquirieron una importancia muy fuerte dentro de los grupos sociales, principalmente en los animalistas quienes pugnan por los derechos de los animales, con el paso del tiempo se descubrió que en el núcleo familiar, los perros y gatos, adquirieron un estatus en el cual eran prácticamente adoptados como hijos.
Así lo plantea Roberto López Franco, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C), explicó que actualmente las familias no solamente cuidan y atienden las necesidades de los perros, si no que conviven dentro del hogar como una parte fundamental de la misma.
La pregunta obligada para quienes trabajan en el área de la psicología social es ‘¿A qué se debe estos cambios?, López Franco detalló que todo va encaminado al deterioro de los núcleos familiares, por ejemplo en el caso de la mujer que se incorpora por completo a la vida laboral, es que ellas planifican de una manera más amplia el número de hijos que desean tener y algunas optan por no tener hijos, por lo que para cubrir la necesidad maternal comienzan a adoptar alguna mascota, mismo que pasa en el caso de los hombres.
En términos sociales y culturales se está convencido que las personas encuentran una buena forma de desahogar emociones
Roberto López Franco, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila
Últimamente se habla de los ‘perrhijos’, actualmente a los perritos o gatitos no solo se trata de darles de comer, cuidarlos, bañarlos o sacarnos a pasear sino que se les compran artículos especiales para ellos, se les lleva a la veterinaria o la estética con cierta frecuencia.
El profesor López Franco mencionó que las personas cuando por algún motivo deciden no tener vínculos emocionales o afectivos con otros seres humanos, lo natural es que los derive hacia las plantas o los animales, por ejemplo en épocas pasadas era muy común que en las casas se veían las jaulas con pajaritos.
Actualmente se va a encontrar que las parejas millenial que deciden no tener hijos, cuentan con uno o dos perros, algún gato, en la que cubren todas las necesidades afectivas y emocionales que podría cubrir algún hijo.
Contar con alguna mascota, detalló el investigador que ayuda en disminuir de manera considerable la ansiedad, desahogar las emociones y sobre todo que cuenta con una compañía prácticamente permanente.