Torreón, Coahuila.- Bajo estrictas medidas y protocolos de prevención, la Diócesis de Torreón desarrolló su primera reunión presencial tras la contingencia derivada de la pandemia del Covid-19.
Se tenía pendiente la celebración de la Misa Crismal, que se debe realizar el Jueves Santo y la cual se suspendió a fin de evitar contagios.
Sin embargo, decidieron esperar y tener la autorización por parte de las autoridades, por lo que se efectuó el martes 8 de septiembre en la Capilla de la Resurrección del Centro Saulo.
Toma de temperatura, aplicación de gel, sanitización de las instalaciones, cubrebocas y Sana Distancia, son algunas de las acciones que se aplicaron.
El obispo Luis Martín Barraza Beltrán comentó que los sacerdotes ya tenían muchas ganas de volverse a encontrar.
“Y qué mejor oportunidad de encontrarnos que para celebrar la Misa Crismal mediante un evento presencial”.
“Ahí estuvimos y a la vez hicimos mención de cuatros sacerdotes que cumplieron 25 años de sacerdocio, tres de ellos estuvieron presentes, y eso le puso un toque de fiesta y alegría”.
La Misa Crismal es una celebración diocesana para hacer más fuertes los vínculos entre los sacerdotes y los servicios que ofrece la iglesia.
“Es pedirle a Dios que nos mantenga cada vez más unidos”.
Fueron dos momentos los que se vivieron en la celebración, en el primero de ellos los presbíteros renovaron sus promesas sacerdotales, conmemorando el día en que Cristo comunicó su sacerdocio a los apóstoles.
En el segundo, el Obispo bendijo y consagró los óleos que se usan en las parroquias a lo largo del año para los diversos sacramentos.
Participaron la mayoría de los sacerdotes de las 60 parroquias.
