Sacerdote que falleció por Covid-19 apenas tenía tres años de ordenado

Luego de una semana de luchar contra la enfermedad mortal, el presbítero perdió la batalla

Sergio Mendoza | Noticias de El Sol de La Laguna

  · sábado 7 de noviembre de 2020

Sacerdote que falleció por Covid-19 apenas tenía tres años de ordenado. / Foto: Cortesía | Noticias de El Sol de La Laguna

Torreón, Coahuila.- A decir de José Luis Escamilla, vocero de la Diócesis de Torreón, Roberto Carlos Palacio Arrieta, de 35 años de edad, apenas llevaba tres años de haberse ordenado como sacerdote, padecía obesidad pero, pese a ello, era considerado una persona sana, la cual no lamentablemente no resistió los embates y complicaciones del SARS-COV2 Covid-19.

“Falleció por la tarde como a las 4:00 pm, después de una semana de lucha contra el Covid-19, tuvo que estar en cuidados intensivos durante toda la semana, pero pues no pudo vencer y terminó el día de ayer y es muy lamentable el deceso del padre Roberto”, destacó el vocero.

Añadió que apenas una semana se había dado la noticia de pedir y rogar las oraciones por su salud.

Monseñor Escamilla, agregó que el presbítero era originario de Francisco I Madero, Coahuila y ahí mismo era donde él se desempeñaba como responsable de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús.

Aprovechó la oportunidad para seguir exhortando a todos en general, “el Covid no respeta, no respeta alcurnias, no quiere decir que el padre se haya descuidado, pero así llega y suceden las cosas de la manera que menos se imaginan”.

Debido a la naturaleza por las causas del deceso los restos de quien fuera en vida Roberto Carlos, fueron incinerados y debido a que en la familia del presbítero existen algunos positivos por Covid-19 los servicios fúnebres aún no se han efectuado.

Reconoció que a la fecha solamente ha sido el único deceso, “hasta ahorita hospitalizados no hay ninguno, pero si con síntomas de Covid y atendiéndose hay al menos cuatro compañeros que se están atendiendo”, sostuvo.

“La familia debe tener su dolor como todas las familias que hayan perdido a sus seres queridos, sin oportunidad de vivir su duelo más que con la intensidad propia de la situación, el Señor les de consuelo y fortaleza para la madre, su padre y la familia; sus hermanos, para toda la comunidad que de alguna manera nos duele, por otro lado hay que cuidarnos todos, me cuido yo y cuido a los demás”.