Guerrero. - Los hechos ocurrieron así: Ese día, Viernes Santo, a eso de las 7:30 de la noche, llegó a su casa procedente de la parroquia, tomó agua y se dispuso a tomar un descanso; media hora más tarde llegaron sus primos, quienes lo invitaron a ir a visitar a su abuelita, quien se encuentra enferma, por lo que a las 8:30 aproximadamente salieron de La Poza rumbo a la Vacacional, un recorrido relativamente largo, a bordo de un Ibiza compacto, de dos puertas. Sus primos en los asientos delanteros, él atrás.
Circulaban sobre el boulevard Vicente Guerrero, a la altura del acceso principal de Ciudad Renacimiento, cuando de improviso y con el semáforo en rojo se les cerró la patrulla 506 de la Policía Estatal. Los elementos policiacos saltaron de la camioneta patrulla y con palabras altisonantes obligaron a los jóvenes que iban adelante, evidentemente nerviosos, a descender del pequeño vehículo.
Acto seguido comenzaron a revisarlos, jaloneándolos, en un exceso de fuerza contra los jóvenes de entre 21 y 23 años de edad. Mario, de cuya presencia al parecer los uniformados no se habían percatado, al ver el trato que le estaban dando a sus primos quiso salir del vehículo, para lo cual tuvo que inclinarse para accionar el mecanismo que inclina el respaldo del asiento delantero, del lado del copiloto, y poder descender, movimiento que seguramente fue malinterpretado por un uniformado que se asomaba al interior del auto, quien al verlo sin más le disparó a quemarropa, a menos de un metro de distancia con el potente R15, haciendo blanco en la pierna, destrozándola en el acto.
En muy malas condiciones fue trasladado a un hospital privado, en donde los médicos, a decir de su papá, daban pocas esperanzas de vida, y dado la gravedad del daño causado a la extremidad inferior, no tuvieron otra que amputársela. Hoy el estado de salud del paciente es estable, pero el daño ya está hecho.