Los Servicios Médicos Forenses (Semefo) de ciudades fronterizas con Estados Unidos, como Ciudad Juárez, Chihuahua; Tijuana, Baja California, y Piedras Negras, Coahuila, se están llenando de cuerpos de extranjeros que por su situación de movilidad no han sido identificados ni reclamados.
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De acuerdo con datos obtenidos por El Sol de México a través de las fiscalías estatales, actualmente hay al menos 87 cuerpos en resguardo del Servicio Médico Forense en ciudades como Juárez, Tijuana, y Piedras Negras, todas dentro de las rutas de cruce de miles de migrantes que intentan hacer realidad el llamado “sueño americano”.
El Semefo de Ciudad Juárez, por ejemplo, reportó que cuatro de cada 10 cuerpos bajo su resguardo son de extranjeros que fallecieron en accidentes de tránsito o ferroviarios, ahogados al intentar cruzar la frontera por el Río Bravo e incluso en riñas o fueron asesinados en el estado.
Se sabe que son extranjeros, dijo Jesús Beltrán, quien trabaja en el Semefo de Juárez desde hace más de una década, porque son identificados por sus compatriotas con los que viajaban en su trayecto hacia el norte o por algunos objetos típicos de sus países de origen con los que se vienen, como banderas o imágenes de santos locales.
El proceso de identificación, explicó Beltrán en entrevista con este diario, se complica al tratarse de personas que no traen consigo identificaciones oficiales para no ser detenidos por la migra. Además, su familia está lejos para que los reconozca.
Añadió que se recurre a los distintos consulados para tratar de identificar los cuerpos, pero en muchos casos estas representaciones diplomáticas tardan hasta meses en localizar a algún familiar.
“Tenemos cuerpos ya de meses que, incluso, a pesar de que ya se localizó al familiar en Guatemala, por ejemplo, no pueden viajar para identificarlo porque no tienen visa o dinero para hacerlo; el proceso a distancia es mucho más complejo, nos basamos en tatuajes, cicatrices e incluso en pertenencias como cinturones, maletas o la ropa con la que fueron encontrados, casi nunca traen consigo documentación oficial y las identificaciones a través de ADN son mínimas porque no se cuenta con el equipo para hacerlo, luego si estamos muy llenos”, afirmó.
De acuerdo con cifras de la Dirección de Servicios Periciales de Chihuahua, durante el año pasado se practicó la necropsia a 72 personas de distintas nacionalidades, incluidos los 40 migrantes que fallecieron en el incendio de la estación a cargo del Instituto Nacional de Migración (INM), el 27 de marzo.
Juan Carlos Moreno, también trabajador en el Semefo, pero de Tijuana, Baja California, dijo que por la cercanía, los cuerpos de estadounidenses son los más reclamados por familiares, pero han llegado restos de africanos o asiáticos que han tenido que ser depositados en fosas comunes porque pasan meses y nadie los reclama.
“Tuvimos el cuerpo de un ciudadano de Botsuana (país africano) casi un año y nadie preguntó por él, supimos que era africano por sus rasgos y porque traía una identificación, una especie de pasaporte, nunca supimos si era falso; acudieron autoridades de varios países africanos y nadie se lo llevó, tuvimos que enterrarlo en la fosa común”, narró el empleado vía telefónica.
Explicó que los cuerpos no reclamados ni identificados son colocados en ataúdes únicamente con datos de las características generales, es decir el sexo, pero no están inscritos sus nombres, ni siquiera sus edades aproximadas, pues nada de eso se sabe, solamente la fecha en que fueron localizados.
De acuerdo con Moreno, desde 2017 el Servicio Médico Forense de Baja California envía anualmente un promedio de mil cuerpos a la fosa común, de los cuales entre seis y 10 por ciento son extranjeros que nadie reclama.
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Organizaciones como el Servicio Jesuita a Migrantes (SJM), con sede en Tamaulipas, calcula en más de tres mil el número de restos de migrantes de México y de otras nacionalidades que permanecen en instalaciones forenses y fosas comunes en toda la frontera con Estados Unidos.
“Es muy difícil conocer la cifra exacta, pero cada vez es más común la llegada de extranjeros a los Semefos, conforme ha aumentado la migración irregular, el número de extranjeros muertos que son llevados y que permanecen en los forenses también ha aumentado, incluso el de menores que pasan meses en el forense esperando ser reclamados o devueltos a sus países de origen”, afirmó Javier Hurtado del Servicio Jesuita a Migrantes.