/ domingo 24 de marzo de 2019

Brexit: masiva exigencia para nueva consulta

Más de un millón de personas tomaron las calles de Londres y pidieron al gobierno mantenerse en la UE

PARIS, Francia – Un millón de personas desfilaron ayer en el corazón de Londres en una histórica manifestación para reclamar la renuncia de la primera ministra Theresa May y exigir un segundo referéndum sobre las relaciones entre Gran Bretaña y la Unión Europea (UE).

En un país poco habituado a las demostraciones callejeras, la enorme columna que colapsó el centro de la capital desfiló desde Hyde Park hasta la sede del Parlamento, al grito de "Put it to the People!", fórmula que se podría traducir como “Déjenlo en manos de la gente”.

En medio de una marejada de banderas azules con estrellas amarillas, los colores de Europa, las pancartas de los manifestantes rezaban: “Nadie votó por este caos”, “Terminemos con esta desastre” y “Orgulloso de ser europeo”. Utilizando la sigla en inglés de la Unión Europea (EU), otro cartel proclamaba “I love EU” (que se pronuncia como “i love you”).

"¡Hemos llegado al millón!", sentenciaron los organizadores de la imponente marcha popular anti-Brexit, Mariella Frostrup y Richard Bacon, desde un escenario montado en Westminster. La concentración —que exhibió miles de carteles con consignas hostiles a Theresa May, al Partido Conservador y al divorcio con Europa— fue encabezada por el alcalde de Londres, Sadiq Khan, y el número dos del Partido Laborista, Tom Watson, que reemplazó al líder laborista, Jeremy Corbyn, ausente con el pretexto de apoyar a un candidato en una elección local de segundo orden.

"La única manera de solucionar esto es que el Parlamento y el pueblo hablen con una sola voz,", sostuvo Watson. "Primera ministra, usted ha perdido el control. Ahora deje que el pueblo recupere el manejo de la situación", le reclamó a May desde el podio.

También estuvieron presentes la líder independentista escocesa, Nicola Sturgeon, y algunos dirigentes importantes del Partido Conservador hostiles al Brexit, como el ex ministro Michael Heseltine o el ex fiscal general Dominic Grieve.

“El Brexit fue vendido con mentirass. Los británicos merecen una segunda oportunidad para pensárselo mejor”, argumentaron numerosos oradores para justificar el pedido de un nuevo referéndum.

El diputado laborista David Lamy cosechó un éxito descomunal cuando —después de mencionar a Theresa May, Boris Johnson, Michael Gove y Nigel Farrage— pidió a los manifestantes que cantaran a coro: “¡Nos mintieron!”.

Con tono festivo, no desprovisto de humor, los manifestantes pasearon un gigantesco muñeco de Theresa May con una enorme nariz, así como una parodia de una imagen religiosa de Santa Teresa del Caos y otra de San Boris de las Mentiras, clara alusión al excéntrico ex canciller Boris Johnson, que fue uno de los principales promotores de la campaña del Brexit.

En forma paralela a esa protesta, una petición en línea dirigida al gobierno exigiendo renunciar al Brexit obtuvo 4,3 millones de firmas en menos de cuatro horas, un récord para ese tipo de iniciativas lanzadas a través del sitio del Parlamento.

Esa masiva demostración de fuerza se produjo dos días después que la cumbre de la UE acordó al Reino Unido una postergación de la fecha salida, inicialmente prevista para el 29 de marzo. La UE extendió el plazo hasta el 22 de mayo, a condición de que el Parlamento británico apruebe la semana que viene el acuerdo firmado por May con Bruselas en noviembre último y que ya fue rechazado dos veces por la Cámara de los Comunes. En caso contrario, el Reino Unido tendrá hasta el 12 de abril para comunicar sus intenciones a Bruselas.

Hasta esa fecha, todas las alternativas están abiertas sobre la mesa. Gran Bretaña tiene posibilidades de pedir una prórroga hasta fin de año —pero deberá organizar elecciones europeas, previstas para fin de mayo—, optar por un Brexit sin acuerdo (no deal), decidir si convoca a un segundo referendo o disuelve el Parlamento o prefiere convocar a elecciones anticipadas. Incluso, tiene abierta la opción de desactivare el Artículo 50 del Tratado Europeo y quedarse para siempre en la UE.

Atacada desde todos los frentes y acusada de ser la principal responsable de la actual parálisis institucional y diplomática del país, Theresa May está bajo intensa presión para renunciar o al menos para “fijar la fecha de su partida”, permitiendo así que un jefe de gobierno interino oriente el país hacia nuevas opciones.

Los británicos siguen profundamente divididos en dos mitades casi iguales sobre la conveniencia de convocar un segundo referéndum. Pero, en caso de acudir a las urnas, ahora la opción de seguir en Europa derrotaría al Brexit por ocho puntos de diferencia (50% a 42%), según la última encuesta del instituto YouGov.

En todo caso, 61% de los británicos rechazan el acuerdo de salida negociado por May. También son hostiles por 57% contra 43% a una salida desordenada ("no deal)".

PARIS, Francia – Un millón de personas desfilaron ayer en el corazón de Londres en una histórica manifestación para reclamar la renuncia de la primera ministra Theresa May y exigir un segundo referéndum sobre las relaciones entre Gran Bretaña y la Unión Europea (UE).

En un país poco habituado a las demostraciones callejeras, la enorme columna que colapsó el centro de la capital desfiló desde Hyde Park hasta la sede del Parlamento, al grito de "Put it to the People!", fórmula que se podría traducir como “Déjenlo en manos de la gente”.

En medio de una marejada de banderas azules con estrellas amarillas, los colores de Europa, las pancartas de los manifestantes rezaban: “Nadie votó por este caos”, “Terminemos con esta desastre” y “Orgulloso de ser europeo”. Utilizando la sigla en inglés de la Unión Europea (EU), otro cartel proclamaba “I love EU” (que se pronuncia como “i love you”).

"¡Hemos llegado al millón!", sentenciaron los organizadores de la imponente marcha popular anti-Brexit, Mariella Frostrup y Richard Bacon, desde un escenario montado en Westminster. La concentración —que exhibió miles de carteles con consignas hostiles a Theresa May, al Partido Conservador y al divorcio con Europa— fue encabezada por el alcalde de Londres, Sadiq Khan, y el número dos del Partido Laborista, Tom Watson, que reemplazó al líder laborista, Jeremy Corbyn, ausente con el pretexto de apoyar a un candidato en una elección local de segundo orden.

"La única manera de solucionar esto es que el Parlamento y el pueblo hablen con una sola voz,", sostuvo Watson. "Primera ministra, usted ha perdido el control. Ahora deje que el pueblo recupere el manejo de la situación", le reclamó a May desde el podio.

También estuvieron presentes la líder independentista escocesa, Nicola Sturgeon, y algunos dirigentes importantes del Partido Conservador hostiles al Brexit, como el ex ministro Michael Heseltine o el ex fiscal general Dominic Grieve.

“El Brexit fue vendido con mentirass. Los británicos merecen una segunda oportunidad para pensárselo mejor”, argumentaron numerosos oradores para justificar el pedido de un nuevo referéndum.

El diputado laborista David Lamy cosechó un éxito descomunal cuando —después de mencionar a Theresa May, Boris Johnson, Michael Gove y Nigel Farrage— pidió a los manifestantes que cantaran a coro: “¡Nos mintieron!”.

Con tono festivo, no desprovisto de humor, los manifestantes pasearon un gigantesco muñeco de Theresa May con una enorme nariz, así como una parodia de una imagen religiosa de Santa Teresa del Caos y otra de San Boris de las Mentiras, clara alusión al excéntrico ex canciller Boris Johnson, que fue uno de los principales promotores de la campaña del Brexit.

En forma paralela a esa protesta, una petición en línea dirigida al gobierno exigiendo renunciar al Brexit obtuvo 4,3 millones de firmas en menos de cuatro horas, un récord para ese tipo de iniciativas lanzadas a través del sitio del Parlamento.

Esa masiva demostración de fuerza se produjo dos días después que la cumbre de la UE acordó al Reino Unido una postergación de la fecha salida, inicialmente prevista para el 29 de marzo. La UE extendió el plazo hasta el 22 de mayo, a condición de que el Parlamento británico apruebe la semana que viene el acuerdo firmado por May con Bruselas en noviembre último y que ya fue rechazado dos veces por la Cámara de los Comunes. En caso contrario, el Reino Unido tendrá hasta el 12 de abril para comunicar sus intenciones a Bruselas.

Hasta esa fecha, todas las alternativas están abiertas sobre la mesa. Gran Bretaña tiene posibilidades de pedir una prórroga hasta fin de año —pero deberá organizar elecciones europeas, previstas para fin de mayo—, optar por un Brexit sin acuerdo (no deal), decidir si convoca a un segundo referendo o disuelve el Parlamento o prefiere convocar a elecciones anticipadas. Incluso, tiene abierta la opción de desactivare el Artículo 50 del Tratado Europeo y quedarse para siempre en la UE.

Atacada desde todos los frentes y acusada de ser la principal responsable de la actual parálisis institucional y diplomática del país, Theresa May está bajo intensa presión para renunciar o al menos para “fijar la fecha de su partida”, permitiendo así que un jefe de gobierno interino oriente el país hacia nuevas opciones.

Los británicos siguen profundamente divididos en dos mitades casi iguales sobre la conveniencia de convocar un segundo referéndum. Pero, en caso de acudir a las urnas, ahora la opción de seguir en Europa derrotaría al Brexit por ocho puntos de diferencia (50% a 42%), según la última encuesta del instituto YouGov.

En todo caso, 61% de los británicos rechazan el acuerdo de salida negociado por May. También son hostiles por 57% contra 43% a una salida desordenada ("no deal)".

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