PARIS, Francia – Las fuerzas del orden parecen incapaces de imponer su autoridad en algunas localidades suburbanas de París y de otras grandes ciudades de Francia.
La difusión de un video mostrando la agresión de dos policías que fueron salvajemente atacados por una turba descontrolada durante la noche de Año Nuevo, desencadenó una ola de indignación en Francia.
Ese episodio estremecedor coincidió con otra serie agresiones a las fuerzas policiales registradas en los últimos días, así como diversos actos de violencia que mostraron las tensiones que existen en sectores de la sociedad.
El incidente más inquietante se registró en la noche de Año Nuevo, cuando la policía debió intervenir para dispersar una multitud de 300 a 400 personas que intentaban entrar a la fuerza a un baile privado en Champigny-sur-Marne, suburbio ubicado en el sudeste de París.
Al tratar de canalizar esa multitud enardecida, una mujer policía fue desestabilizada y, una vez en el suelo, fue agredida por varias personas a puntapiés y puñetazos. El policía que la acompañaba fue igualmente agredido con extrema violencia y terminó con el tabique nasal fracturado.
Los agresores filmaron el episodio con sus teléfonos e inmediatamente lo difundieron por internet. Ese documento se viralizó en las redes sociales hasta que fue retirado por pedido del ministerio del Interior.
Otros policías debieron utilizar gases lacrimógenos y balas de goma para rescatar a sus colegas, mientras que varios grupos de vándalos se dedicaban a destruir vehículos y mobiliario urbano.
Pocas horas después, en Aulnay-sous-Bois, otra localidad sensible de la periferia parisina, un policía fue agredido cuando intentaba interrogar a los conductores de una moto robada.
El martes, en pleno París, tres policías fueron apedreados después de haber penetrado en un edificio en llamas para rescatar a tres niños que estaban atrapados en el incendio. “Todavía teníamos a los chicos en los brazos cuando comenzamos a recibir una lluvia de piedras y objetos contundentes”, declaró uno de los agentes.
El presidente Emmanuel Macron reaccionó a esa ola de agresiones en un tweet en el que denunció los "linchamientos cobardes" de los agentes de seguridad y prometió que las autoridades "encontrarán" y "castigarán" a los culpables.
La sensación de violencia se agravó al conocerse que, conforme a una perversa tradición que se repite en estas fechas en los suburbios más pobres de las principales ciudades del país, en la noche de Año Nuevo fueron incendiados 1.031 vehículos. La cifra es menor que los 935 casos registrados en 2017, pero igual traduce la agresividad que reina en esos suburbios.
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Debemos poner fin a esta sociedad violenta", declaró ayer el ministro del Interior, Gérard Collomb. “Para mejorar la situación en los suburbios franceses, que se han pauperizado en los últimos 10 a 15 años, se necesitan profundas reformas. Debemos romper esta mecánica infernal", sentenció.
En su mensaje de Navidad, Macron prometió un "gran proyecto social" para 2018, pero no dio detalles de las reformas que aspira a aplicar.
Desde los famosos disturbios de 2005 en la periferia de París, existe una relación extremadamente tensa la policía y la juventud de los suburbios pobres de Francia, habitados en su mayoría por inmigrantes o descendientes. Muchas de esas localidades —en las que hay un elevado porcentaje de desocupación— se han convertido en “territorio liberado”, donde impera la ley de las bandas que trafican drogas y objetos robados.