En la pequeña localidad de Nersac, en la región de Poitou-Charentes, Francia, un caso estremecedor ha salido a la luz, revelando la historia de un niño de 9 años que logró sobrevivir en condiciones extremas tras ser abandonado por su madre, Alexandra. La mujer optó por mudarse a 5 kilómetros de su hijo para vivir con su pareja, dejando al menor completamente desamparado durante dos largos años.
El pequeño, cuyo nombre se mantiene en anonimato, se vio obligado a subsistir con escasos recursos. Recurría a comida enlatada, tomates y pasteles que tomaba de un balcón cercano. Además, enfrentaba la carencia de calefacción y electricidad durante largos periodos, contando solo con tres cobertores y duchándose con agua fría.
A pesar de conocer la compleja situación del niño, los vecinos optaron por mantenerse en silencio durante dos años, ofreciéndole comida pero sin denunciar el abandono a las autoridades. Fue solo después de ese lapso que un inquilino decidió reportar la situación de manera anónima, poniendo fin a la tragedia silenciosa.
La escuela, sorprendentemente, nunca detectó el abandono del menor. A pesar de las condiciones adversas en las que vivía, el niño continuó siendo un destacado estudiante, responsable y nunca dejó de asistir a sus clases. Esta contradicción generó asombro entre las autoridades y la comunidad escolar.
¿Qué sucedió realmente?
Tras una exhaustiva investigación, la policía determinó que Alexandra, de 38 años, residía a escasos 5 kilómetros de su hijo con su pareja. Aunque ocasionalmente lo visitaba y le llevaba alimentos, el menor nunca fue visto en el edificio donde ella vivía. A pesar de negar haber abandonado al niño, la versión de la madre fue refutada por vecinos y autoridades al descubrir la despensa vacía y la ausencia de cualquier rastro de su presencia.
El niño, ahora bajo cuidado temporal, expresó su deseo de no volver a ver a su madre. Por su parte, Alexandra enfrentará las consecuencias legales de sus acciones, siendo condenada a 18 meses de prisión por el tribunal penal de Angulema.
Este impactante caso revela las profundidades de la tragedia silenciosa que vivió un niño durante dos años y destaca la importancia de la vigilancia comunitaria y la pronta denuncia ante situaciones de desamparo infantil.