/ sábado 9 de marzo de 2019

Marea de protestas pide fin de Buteflika en Argelia

La mayor manifestación hasta el momento le exigió renunciar a un quinto mandato; el presidente advirtió contra el riesgo de caos y denunció a "conspiradoras"

PARIS, Francia – Una marea humana se volcó ayer al centro de Argel y de las grandes ciudades del país, por tercer viernes consecutivo, para protestar contra la candidatura de Abdelaziz Buteflika, de 82 años, a un quinto mandato presidencial.

Las manifestaciones, que coincidieron con la celebración de la Jornada Internacional de la Mujer, mostraron una presencia femenina importante y muy activa en los cortejos, que desfilaron en calma al grito de “Poder asesino” y “No al quinto mandato de Buteflika”.

Una gran parte de la columna que ocupó el centro de la capital estaba formada por mujeres que coreaban la consigna: “Los hombres son millones. Nosotras también somos millones”.

La Plaza la Grande Poste, junto a las oficinas del correo central, fue totalmente ocupada por los manifestantes desde las primeras horas del día y terminó desbordada cuando la población salió de las mezquitas al terminar la plegaria religiosa de los viernes.

Las impresionantes movilizaciones populares —imposibles de evaluar con precisión pues las autoridades no suministraron ninguna información— fueron mucho más numerosas que las manifestaciones de las dos semanas precedentes.

Buteflika, que desde el 24 de febrero está ingresado en el Hospital Universitario de Ginebra (HUG), lanzó una advertencia contra el “riesgo de caos” que corre el país si persisten las expresiones de descontento que estallaron cuando anunció su intención de postular para un nuevo periodo de cinco años. El presidente, que accedió al poder en 1999, tiene graves dificultades para expresarse y está confinado a vivir en silla de ruedas por un derrame cerebral que sufrió en 2013.

Incapaz de articular una palabra, hizo leer su mensaje de advertencia por televisión.

En ese texto, divulgado con motivo del 8 de marzo, Buteflika agitó el espectro del caos y denunció —sin nombrarlos— a los enemigos “insidiosos” que “conspiran” contra Argelia. Sin decirlo abiertamente, su mensaje dio a entender claramente que no piensa renunciar a presentarse a la elección presidencial del 18 de abril.

Para evitar la afluencia de manifestantes al centro de la capital, las autoridades suspendieron todos los servicios de transporte y cerraron los accesos a la ciudad con el pretexto de garantizar la seguridad.

Además de Argel, también hubo protestas, todas pacíficas, en las otras dos grandes ciudades del país: Orán y Constantina, según el sitio de información TSA, que también evocó “multitudes impresionantes” en Beyaia, en la región de Kabilia.

Ante la prolongada ausencia de Buteflika, los diplomáticos occidentales acreditados ante el gobierno argelino se plantean serias dudas sobre su capacidad de continuar al frente del poder. El presidente ocupa un sector del octavo piso del HUG para ser sometido –oficialmente– a “una serie de exámenes médicos periódicos”, pero nadie sabe exactamente en qué estado físico y psicológico se encuentra.

Hace seis años, cuando presentó su candidatura a la elección de 2014, justo después de sufrir un grave accidente cerebral, estaba en silla de ruedas, pero podía mover el brazo derecho, conservaba toda su lucidez y era capaz de hablar con ayuda de un micrófono que amplificaba su voz. Ahora Buteflika al parecer anunció a los militares que no pensaba presentarse a la reelección en 2019, pues sentía que le había “llegado el invierno”, según versiones imposibles de confirmar. Pero, las divergencias internas entre los diferentes factores de poder, habrían impedido llegar a una fórmula de compromiso para encontrar un sucesor o una variante para renovar el sistema.

El diario la Tribune de Genève, que recogió confidencias de médicos y enfermeros que trabajan en HUG, aseguran que el presidente no puede abandonar el hospital, pues se encuentra en situación de “amenaza vital permanente”, debido a una agravación “sistémica de sus reflejos neurológicos”. Cada vez que ingiere algo, un alimento o un líquido puede dirigirse hacia las vías respiratorias, lo que implica el riesgo de provocar “una infección pulmonar grave”.

En una clara alusión a la prolongada ausencia de Buteflika, los jóvenes argelinos exhibieron en las manifestaciones de ayer carteles que decían: “Erreur 404, president not found”, tal como responde internet cuando emite un mensaje de error.

A medida que se acerca la fecha de la elección, comienzan a aparecer fisuras entre los principales actores del poder o factores del régimen.

Uno de los pilares históricos del sistema, la Organización Nacional de los Muyahidines (ONM), que reúne a los ex combatientes de la guerra de la independencia, anunció en forma inesperada su apoyo a los manifestantes, al igual que la central obrera Unión General de Trabajadores Argelinos (UGTA).

Las dos organizaciones denuncian la incapacidad del régimen para responder a las “aspiraciones del pueblo” y una “alianza contra natura entre miembros influyentes” del poder y personas a las cuales “les han abierto las puertas para saquear el dinero público”.

En contraste, el influyente vice ministro de Defensa y jefe del Estado Mayor, general Ahmed Gaid Salah, así como las fuerzas de seguridad y los militares reafirmaron su fidelidad al régimen y reiteraron que las fuerzas armadas “siguen siendo garantes de la estabilidad” del país.

PARIS, Francia – Una marea humana se volcó ayer al centro de Argel y de las grandes ciudades del país, por tercer viernes consecutivo, para protestar contra la candidatura de Abdelaziz Buteflika, de 82 años, a un quinto mandato presidencial.

Las manifestaciones, que coincidieron con la celebración de la Jornada Internacional de la Mujer, mostraron una presencia femenina importante y muy activa en los cortejos, que desfilaron en calma al grito de “Poder asesino” y “No al quinto mandato de Buteflika”.

Una gran parte de la columna que ocupó el centro de la capital estaba formada por mujeres que coreaban la consigna: “Los hombres son millones. Nosotras también somos millones”.

La Plaza la Grande Poste, junto a las oficinas del correo central, fue totalmente ocupada por los manifestantes desde las primeras horas del día y terminó desbordada cuando la población salió de las mezquitas al terminar la plegaria religiosa de los viernes.

Las impresionantes movilizaciones populares —imposibles de evaluar con precisión pues las autoridades no suministraron ninguna información— fueron mucho más numerosas que las manifestaciones de las dos semanas precedentes.

Buteflika, que desde el 24 de febrero está ingresado en el Hospital Universitario de Ginebra (HUG), lanzó una advertencia contra el “riesgo de caos” que corre el país si persisten las expresiones de descontento que estallaron cuando anunció su intención de postular para un nuevo periodo de cinco años. El presidente, que accedió al poder en 1999, tiene graves dificultades para expresarse y está confinado a vivir en silla de ruedas por un derrame cerebral que sufrió en 2013.

Incapaz de articular una palabra, hizo leer su mensaje de advertencia por televisión.

En ese texto, divulgado con motivo del 8 de marzo, Buteflika agitó el espectro del caos y denunció —sin nombrarlos— a los enemigos “insidiosos” que “conspiran” contra Argelia. Sin decirlo abiertamente, su mensaje dio a entender claramente que no piensa renunciar a presentarse a la elección presidencial del 18 de abril.

Para evitar la afluencia de manifestantes al centro de la capital, las autoridades suspendieron todos los servicios de transporte y cerraron los accesos a la ciudad con el pretexto de garantizar la seguridad.

Además de Argel, también hubo protestas, todas pacíficas, en las otras dos grandes ciudades del país: Orán y Constantina, según el sitio de información TSA, que también evocó “multitudes impresionantes” en Beyaia, en la región de Kabilia.

Ante la prolongada ausencia de Buteflika, los diplomáticos occidentales acreditados ante el gobierno argelino se plantean serias dudas sobre su capacidad de continuar al frente del poder. El presidente ocupa un sector del octavo piso del HUG para ser sometido –oficialmente– a “una serie de exámenes médicos periódicos”, pero nadie sabe exactamente en qué estado físico y psicológico se encuentra.

Hace seis años, cuando presentó su candidatura a la elección de 2014, justo después de sufrir un grave accidente cerebral, estaba en silla de ruedas, pero podía mover el brazo derecho, conservaba toda su lucidez y era capaz de hablar con ayuda de un micrófono que amplificaba su voz. Ahora Buteflika al parecer anunció a los militares que no pensaba presentarse a la reelección en 2019, pues sentía que le había “llegado el invierno”, según versiones imposibles de confirmar. Pero, las divergencias internas entre los diferentes factores de poder, habrían impedido llegar a una fórmula de compromiso para encontrar un sucesor o una variante para renovar el sistema.

El diario la Tribune de Genève, que recogió confidencias de médicos y enfermeros que trabajan en HUG, aseguran que el presidente no puede abandonar el hospital, pues se encuentra en situación de “amenaza vital permanente”, debido a una agravación “sistémica de sus reflejos neurológicos”. Cada vez que ingiere algo, un alimento o un líquido puede dirigirse hacia las vías respiratorias, lo que implica el riesgo de provocar “una infección pulmonar grave”.

En una clara alusión a la prolongada ausencia de Buteflika, los jóvenes argelinos exhibieron en las manifestaciones de ayer carteles que decían: “Erreur 404, president not found”, tal como responde internet cuando emite un mensaje de error.

A medida que se acerca la fecha de la elección, comienzan a aparecer fisuras entre los principales actores del poder o factores del régimen.

Uno de los pilares históricos del sistema, la Organización Nacional de los Muyahidines (ONM), que reúne a los ex combatientes de la guerra de la independencia, anunció en forma inesperada su apoyo a los manifestantes, al igual que la central obrera Unión General de Trabajadores Argelinos (UGTA).

Las dos organizaciones denuncian la incapacidad del régimen para responder a las “aspiraciones del pueblo” y una “alianza contra natura entre miembros influyentes” del poder y personas a las cuales “les han abierto las puertas para saquear el dinero público”.

En contraste, el influyente vice ministro de Defensa y jefe del Estado Mayor, general Ahmed Gaid Salah, así como las fuerzas de seguridad y los militares reafirmaron su fidelidad al régimen y reiteraron que las fuerzas armadas “siguen siendo garantes de la estabilidad” del país.

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