Torreón, Coahuila. – El Centro de Integración Juvenil (CIJ) alertó sobre la gran adicción que han generado los llamados vapeadores entre los adolescentes.
Se trata de menores que empezaron experimentando por moda o curiosidad, pero que cada vez lo hacen de manera más frecuente y hay quienes ya no lo pueden dejar.
Es por eso que se les ofrecen grupos de ayuda, tanto a ellos como a sus papás, para evitar este tipo de productos que sí afectan su salud y desarrollo.
“Y son productos costosos. Ahorita tenemos un problema muy serio sobre todo en estudiantes de secundaria, pues los menores que hemos recibido son de 13 años y nos han compartido que los vapeadores están muy disponibles en las escuelas, en las fayucas y en tiendan de autoservicio que los ofrecen hasta en los mostradores”, informó Cecilia Martínez López, coordinadora del CIJ Torreón.
“Sí ha ido en aumento. Los están vendiendo en secundarias, se ha convertido en un negocio, a pesar que la reforma de ley del año pasado ya los prohíbe, tanto en menores como en adultos”.
Lamentó su comercialización, pues no son artículos legales ni autorizados por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS).
“E, insisto, no son tan baratos, pero si los están adquiriendo los adolescentes. Hay desde 100 pesos y se vuelven atractivos porque hay una errónea baja percepción de riesgo para la salud. Todo lo que hemos logrado en el tema del tabaco, para aumentar la percepción de riesgo y que las políticas públicas se hagan en favor de la salud, con los vapeadores, como es electrónico y es la novedad, se tiene poca información y baja percepción de riesgo”.
En ese contexto, Martínez López indicó que también contienen nicotina, que es la principal sustancia de los cigarros que provocan adicción.
Además, se cree que se puede utilizar de manera alterna para dejar el tabaco, lo cual también es completamente falso.
“Eso es un mito. Ya sabemos la alta toxicidad de los vapeadores y de los cigarrillos, es lo mismo. Lo que falta es información y estamos haciendo campañas fuertes para eso”.
Lo peor de todo, es que gran parte de los adolescentes refieren que su papá o mamá también los usan, por lo que el mal ejemplo viene desde el hogar.