Torreón, Coahuila. – Mientras no se tenga su cuerpo o el acta de defunción, Edna Xóchitl López González, la niña que se robaron la noche del 26 de agosto de 1991, sigue viva.
Edén, su hermano, regresó al lugar donde desapareció hace casi 33 años, en las vías del tren en la colonia Lázaro Cárdenas de Torreón.
“Eran como las 8, estábamos jugando a ´La Paz´, afuera de mi casa, en la calle La Parrita. Estábamos cuatro niños: Argentina de 9 años, Edna de 8, David de 7 y yo de 6. ´La paz´ era hacer una rueda con un gis en el piso y cada quien escogía un país, y decíamos ´declaro la guerra en contra de mi peor enemigo que es…´ y aventábamos un papel mojado”.
“De repente nos dieron ganas de ir a la torre, la cual prende en la noche para iluminar las vías del ferrocarril o los patios de Ferromex. Sentíamos adrenalina por subir las escaleras y estar en lo alto, ya habíamos ido en otras ocasiones. Decíamos que estaba en la zona prohibida, porque no teníamos permiso de nuestros papás y nos iban a regañar. Esa noche fuimos”.
Jugaron un rato en la torre y en las vías, pero al regresar a La Parrita, las niñas se fueron por una salida y los niños por otra, por donde había lodo porque se querían ensuciar, pero ellas no, por lo que se separaron.
Fue la última vez que vieron a Edna Xóchitl, la primera niña que se robaron en Torreón.
“Argentina llegó corriendo y gritando que un señor se la había llevado. Le preguntaron qué pasó y dijo que las paró y acusó de robarse unos dulces de la tiendita, lo cual no era cierto, y en eso agarró a mi hermana, la cargó y se perdió entre la maleza”.
En casa de Edna y Edén solo estaba su papá, quien salió a buscarla, junto con todos sus vecinos.
“Había mucha gente, yo era un niño, pero recuerdo que prendieron antorchas, llegaron policías e hicieron recorridos, y nada. Nunca encontramos un zapato, alguna prenda, nada, menos su cuerpo”.
A las 20:30 horas llegó la mamá ya que estaba trabajando y le dieron la noticia de que faltaba su niña.
Argentina describió a las autoridades que era un hombre, con gorra, playera de tirantes, pantalón y unas botas, todo tipo militar.
“Ella y su familia se fueron de Torreón, pues ya era mucho el acoso y las preguntas hacia Argentina”.
A partir de la sustracción, la vida de la familia cambió, los papás de Edna y Edén murieron por enfermedades causadas por la tristeza, desesperación, angustia y depresión.
“Mi papá Jesús Heriberto López Aguilar falleció en 1998, cuando tenía 45 años, por un problema de salud, derivado de los mismo, del cansancio emocional. Quiero decir por primera vez que mi papá siempre sintió la culpa, pues él nos cuidaba porque mamá trabajaba y llegaba tarde. Él se sintió responsable de su desaparición, aunque sabemos que no fue así”.
“Mi mamá Reyna Xóchitl González Martínez murió en el 2004, cuando tenía 42 años, tras detectarle un cáncer, también por toda la tristeza”.
“Estoy muy orgullosos de ellos, puedo asegurar que hicieron todo lo posible, buscaron hasta debajo de las piedras”.
La última pista del paradero de Edna Xóchitl fue que estaba en Ciudad Juárez, que la habían visto trabajando en un bar, el año que perdió la vida su madre.
“Fuimos hasta allá, buscamos, pero nunca la encontramos”.
También la vida de Edén cambió, pues le dolió y sufrió la ausencia, además de que en la escuela algunos de sus compañeros se burlaban porque su hermana no estaba.
“Hasta me cantaban en coro que se habían robado a mi hermana. Otras veces escuchaba a señores decirles a sus hijos que si no se portaban bien les iba a pasar lo que a Edna Xóchitl”.
“Me fui de aquí, viví 10 años en Monterrey, me casé, tuve un hijo e hice una vida tratando de olvidar todo eso, en un lugar diferente”.
Actualmente Edén vive en Torreón y es enfermero.
“Tengo otro hermano, que se llama Adán, él nació en el 96 y fue un respiro para mis padres en aquel tiempo, pues les recomendaron que, a lo mejor, de esa forma pudieran sobrellevar un poco el dolor y la tristeza”.
Para quienes tienen algún familiar desaparecido, el mensaje de Edén es contundente: nunca pierdan la fe.
Sin embargo, recomendó darse su tiempo y hacer su vida, porque no todo es buscar, ya que hay que ser fuertes y seguir, por la gente que los quiere ver de pie.
“A Edna le digo que regrese, que sienta seguridad en volver, que su familia la sigue esperando. Esté donde esté, si ella lee esto, que sepa que nunca la vamos a juzgar si hubo un momento que pudo regresar y no lo hizo, porque para mí sigue viva, no hay un cuerpo ni acta de defunción que demuestre lo contrario, pese a que ya se cumplen 32 años que la vi por última vez”.
“Como nunca encontramos ni un zapato de ella, para la sociedad y para mí ella sigue viva. Si regresa Torreón estaría de fiesta. Sé de muchas historias en las que después de años existe el reencuentro”.
Finalmente, dedicó unas palabras al sujeto de aspecto “militar” que se llevó a su hermana.
“No tengo nada contra él, yo creo en la justicia divina. Que Dios lo bendiga”.