Torreón, Coahuila. – La maestra Vanesa, más conocida como “La Mitsubishi”, es quien vive en la casa ubicada en la esquina de la avenida Allende y calle Ensenada, en la colonia Villa California, la cual destaca por su decoración exterior llena de letreros de protesta.
Aunque hay varias versiones sobre su caso, los vecinos coinciden que sus trastornos mentales empezaron tras perder a su esposo e hijas, lo que la llevó a desequilibrios en sus pensamientos y pasearse por Torreón en tanga roja y tenis.
SU ESPOSO MURIÓ EN SUS BRAZOS Y SE LLEVARON A SUS NIÑAS
A decir de Sofía, quien lleva más de 35 años conociéndola, tiene alrededor de 55 años de edad y la mujer empezó a deteriorarse física y psicológicamente cuando asesinaron a su marido, José Eduardo Rodríguez Ramírez.
“Lo mataron hace como 30 años, yo todavía lo conocí y él muere entre sus brazos cuando les tocó pasar por donde había enfrentamiento a balazos. Iban en su camioneta, porque él era jardinero y siempre que podía ella lo acompañaba, porque Vanesa era profesora y daba clases, entonces esa vez le tocaron varios impactos y en lo que llegaba la ambulancia ella lo abrazaba”.
“No recuerdo de qué escuela, pero sí era maestra, incluso en sus letreros se puede notar su excelente ortografía y letra, además de que sus dibujos tienen muy buena precisión, están muy bien realizados. Su descontrol psiquiátrico comenzó al ver a su esposo morir”.
Tras su desorden emocional y mental, sus hijas quedaron bajo los cuidados de una tía, sin embargo, al poco tiempo murió, por lo que la custodia y cuidados pasaron a las autoridades.
Los carteles que coloca afuera de la vivienda los guarda todos los días alrededor de las 19:00 horas y los vuelven a poner a la mañana siguiente, antes de las 7:00.
“Y donde coloca los letreros también tiene árboles, los cuales cuida muchísimo y les da mantenimiento en honor a su esposo que era jardinero”.
Respecto a cómo se mantiene, Sofía indicó que “La Mitsubishi”, tiene su pensión de docente y también trabajó como “cerillita” en un negocio de frutas y verduras de Plaza Abastos.
“Hace poco que estaban lo de las reliquias, ella llegaba aquí con los vecinos con su tupper y se formaba. Ella camina mucho y también pasea bastante en su bici, la mayoría de las veces anda semidesnuda”.
En cuanto a su apodo, comentó que se debe a que hace varios años entre sus mensajes ponía “yo soy la Mitsubishi”.
“Sobre sus niñas, supe que en aquel entonces se las quedó el DIF o alguna dependencia como Pronnif, ya que murió la tía que las cuidaba, pero nosotros las vimos que fueron a visitarla en varias ocasiones, para fechas de navidad, ella anduvo con sus hijas paseando, andaban incluso en patineta, como que la dejaban verlas porque estaba bajo tratamiento”.
“La última vez que la vi con sus hijas ellas tenían entre 10 y 12 años, ahorita deben tener más de 30 años de edad”.
LA “MITSUBISHI” NO ES MALA, PERO LA GENTE LE GRITABA LOCA
Claudia tiene 33 años de edad, fue vecina de la maestra Vanesa durante 27 años, pasaba por esa casa todos los días y tiene otra versión de los hechos.
“Yo lo que supe es que ambos eran maestros y la señora empezó a tener problemas mentales y los vecinos la acusaron de maltratar a sus hijos. Ella tenía 4 hijos, dos de ellos ya grandes”.
De acuerdo con la narración de la entrevistada, ella maltrató a su bebé, lo dejaba llorando en la cochera y hacía otro tipo de abusos.
“Entonces los vecinos le hablaron al DIF y fueron y se los quitaron, entonces ella empezó a perder la razón y agarrar odio contra el gobierno, pues en lugar de ayudarla la hundieron más, nunca le brindaron apoyo psicológico”.
El marido también tuvo desorden mental y lavaba carros, pero murió en el camellón por donde vive ya que le dio un paro fulminante.
“Pero nunca fue una persona mala. Empezó a tener mucho resentimiento porque iban y ser burlaban de ellos afuera de su casa. Pasaban alumnos de secundaria y les gritaban locos, entonces les aventaba piedras”.
También coincidió que trabajó en Plaza Abastos como empacadora, pero debido a su desorden mental la tuvieron que despedir.
“Sus hijos si volvieron a regresar a esa casa, iban y la visitaban ya cuando eran mayores”.
“Ella agarró mucho odio y tiene sus anuncios en contra del gobierno, del DIF, de Pronnif”.
COLGABA CABEZAS DE MUÑECAS EN LAS PAREDES
Además de los carteles que caracterizan la vivienda, era conocida por que la profesora colgaba en las paredes cabezas de muñecas.
“Entonces daba mucho miedo pasar por ahí, pero también se volvió como una costumbre pasar para ver qué tenía puesto. Dejó de poner las cabezas de muñecas hace varios años, ahora solo son los carteles”, dijo Roberto, otro vecino.
“Hasta hace poco que fue Halloween volvió a poner las cabezas, pero con pintura roja, como simulando sangre. Para nosotros ya es normal, porque nos acostumbramos y sabemos cómo es. No se mete en problemas, nunca hemos tenido algún conflicto con ella, simplemente así es y la entendemos. Mucha gente viene y se toma fotos afuera de la casa”.