Torreón, Coahuila. – Ya son más de 19 años que María Cristina Castañeda Flores lleva buscando a su hija Adela Yazmín Solís Castañeda, quien desapareció esperando el camión afuera de Soriana Centro, por la avenida Hidalgo, entre las calles Ramos Arizpe y Juan Antonio de la Fuente.
La joven acababa de cumplir sus quince años y la tarde de aquel jueves 2 de junio del 2005 estaba en la parada de autobuses, luego de salir de clases en la Secundaria General Número 1.
La acompañaban sus amigos, 3 mujeres y 1 hombre, pero, poco a poco, cada uno siguió su rumbo, hasta que se quedó sola y nunca la volvieron a ver.
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A los 15 días María Cristina recibió una llamada en la que un hombre le aseguró que estaba en su casa, con su hijo.
“Me dijo que ahí estaban, pero que estaban asustados y que mi hija no quería hablar conmigo. Dijo que hablaba de un teléfono público de la colonia Jacarandas, no me quiso decir su nombre, nunca pidió dinero, colgó y jamás se volvió a comunicar”.
Aunque la denuncia se interpuso desde entonces, hasta la fecha no hay una sola pista de su paradero, pero su madre no deja de luchar, sigue con fe y tampoco pierde la esperanza de volverla a abrazar.
“Ella cumplió años un viernes antes de su desaparición, el 29 de mayo. Cada año le escribo una carta en donde le digo que la amo y que no paro de buscarla, para el día que regrese vea todo lo que su madre la quiere y lo que estuvo haciendo por ella”.
A decir de María Cristina y por intuición como mamá, pudo ser víctima de un “levantón”, con engaños o a la fuerza, para trata de personas, pues Adela Jazmín no se iría por sí sola y menos sin avisarle.
“Alguien le arrancó sus alas, ella tenía en su mente ser licenciada, tener a su familia, pero desgraciadamente le rompieron sus ilusiones y no es justo porque es una niña muy buena y muy estudiosa, pues hasta tengo muchos diplomas que le daban”.
Para quien tenga información que contribuya a localizarla, hay que comunicare al número telefónico: 871154 2399.
“Ya son casi 20 años de angustia. Tóquense en el corazón, alguien tuvo que haber visto o sabe algo. Es un dolor muy fuerte, nadie sabe cómo andamos por dentro. Le pido a mi Dios que me dé la oportunidad de volver a ver a mi hija”.